Agüero entró en los últimos 25 minutos cuando ya iban 1-1. Nada podía hacer. A Otamendi le correspondió el puesto más peligroso, ser central en una línea de tres con un equipo cuyo único destino era atacar. No podía fallar en defender ni en la salida, dueño del primer pase. Cumplió hasta que empató Liverpool y perdió la pelota en el nacimiento del gol de Firmino. Afuera de la Champions los dos argentinos, igual que Messi. Mala señal anímica para aterrizar en Moscú.
Los milagros son de Dios, las hazañas pertenecen a la mitología o a Hollywood y por más que a Pep Guardiola se le adjudiquen poderes sobrenaturales, el fútbol pone en caja a cualquiera.
No hubo hazaña ni milagro y el City se quedó afuera de la Champions a la espera de titularse en la Premier League, que no es poco consuelo. Los méritos, aparte. Las virtudes del Liverpool y los errores del árbitro también.
Se trata de los límites. Dónde están, quién los pone, cómo se superan. El reto de cruzar la barrera de lo imposible lo había puesto el Liverpool en en aquel medio tiempo de Anfield cuando llegó a un sorpresivo 3-0, cuesta que el gol de Gabriel Jesús a los dos minutos puso en plano de repechaje frustrado una hora después con el empate de Salah. Fin de la historia.
Entre gol y gol, el City hizo todo lo que podía. Liverpool, lo que le convenía. Desde la decisión de Guardiola de defender con tres, usar a Fernandinho de primer pivot extendido a De Bruyne y y abanico de derecha a izquierda con Bernardo, Sterling, Silva y Sané más Gabriel Jesús entre los centrales rojos, retaguardia de una superpoblación de combatientes aplicados y eficaces. Hubo gol temprano pero no hubo más situaciones claras hasta muy avanzado el primer tiempo y apareció un poste y dos errores del árbitro español Mateu Lahoz: penal por mano de Milner no sancionado y offside inexistente de Sané que frustró el 2-0.
La palabra fracaso sobrevuela, tienta. Hay que alejarla como a un demonio o mudarla de Manchester a Barcelona. El City la tenía muy difícil y no perdió con un adversario menor. Perdió, solo eso. ¿Cuál es desafío de Guardiola y de este City? Volver el año próximo. Agüero y Otamendi (como Messi) tienen una oportunidad anterior para borrar angustias y amarguras. En junio. En Moscú.