El reemplazo del término "cajetilla" por el de "elegante" en el tango "Corrientes y Esmeralda", a que hice mención en una nota anterior, fue consecuencia de una disposición del gobierno surgido del golpe del GOU en el año 1943, preámbulo de la era del peronismo. El deseo de afirmar lo nacional por sobre lo extranjerizante provocó la eliminación del uso del lunfardo, especialmente en la letra de los tangos. Es que, como se sabe, el lunfardo tuvo su origen en la "melange" de vocablos introducidos por los inmigrantes, llegados al puerto de Buenos Aires a fines del siglo XIX y principios del XX. Estos se ubicaron en los arrabales porteños, mezclaron su idioma con el nuestro, más su amplia gama de dialectos. De esa combinación nació el lunfardo. Primero resistido, pero luego aceptado y adoptado, incluso por la clase alta. Corrió una suerte paralela a la del tango, que de sus orígenes orilleros, se vino al centro de la ciudad, para consolidarse y formar parte de nuestra cultura.
Movilizó mi curiosidad mi amigo y arquitecto Miguel de los Ríos, cuando me dijo que el término "cacatúa", al que se hace referencia en ese tango, es más bien femenino que masculino. Me puse a estudiarlo. El tango dice que "en tu esquina rea cualquier cacatúa sueña con la pinta de Carlos Gardel". Es decir, lo asimila al varón. En el diccionario lunfardo, cacatúa es "persona insignificante, despreciable o mediocre". Sin embargo, al describir sus sinónimos, dice "fea, ridícula, adefesio, engendro". O sea, lo atribuye a la mujer poco agraciada. De modo que la observación de Miguel tiene su asidero, aunque humildemente, no me siento autorizado para cuestionar el uso que en la magistral pieza tanguera le diera su autor, el gran Celedonio Flores. Con lo cual, "cualquier cacatúa", haría referencia a un tipo feo, grotesco, que se desvela soñando con la pinta del "Morocho del Abasto".
Por otra parte, el diccionario de la Real Academia Española dice que cacatúa es "un sustantivo femenino, utilizado indistintamente para hembra o macho, de una especie de ave originaria de Australia". Este pájaro tiene vivos colores, con una cresta de plumas en la parte posterior de la cabeza, y un pico fuerte en forma de gancho. Es decir, casi un loro. De ahí que resulta fácil deducir que ese aspecto haya sido atribuido a personas, hombre o mujer, de las que se quiere resaltar su supuesta fealdad, en el plano pintoresco y más bien pícaro del lunfardo, llevado a la letra de aquel tango. Por lo que estaría en condiciones de decretar un empate entre mi amigo y Celedonio Flores, en este inesperado contencioso en que me metiera Miguelito.
Finalmente, la prohibición del lunfardo la levantó tácitamente Perón, en una reunión con grandes protagonistas del tango, como Homero Manzi, Canaro, Vacarezza y Troilo. Fue a raíz de una carta de Discépolo a Perón, donde le pidió al entonces presidente que reviera la medida. Éste, risueñamente, les dio un guiño positivo cuando, dirigiéndose a Vacarezza, que había sufrido recientemente un robo, le dijo "¿así que lo afanaron en un bondi?", lo que provoco una carcajada general, distendiendo el momento. Al poco tiempo salió el decreto.
