Cada 29 de agosto la Iglesia Católica conmemora el martirio de San Juan Bautista, el gran precursor del nacimiento, la predicación y la muerte de Jesucristo. Juan, primo del Señor, fue condenado a muerte por haber anunciado la verdad y denunciado aquellas conductas del pueblo de Israel que ofendían a Dios. San Juan Bautista es el único santo al que se le celebra tanto su nacimiento (24 de junio) como su muerte (29 de agosto), acontecida por medio del martirio. El Papa Benedicto XVI, en la audiencia general del 29 de agosto de 2012, recordó a Juan el Bautista.
El relato del martirio
El Evangelio de San Marcos dice sobre el martirio: "Herodes había mandado poner preso a Juan Bautista, por causa de Herodías, esposa de su hermano Filipos, con la cual Herodes se había ido a vivir en unión libre. Porque Juan le decía a Herodes: "No le está permitido irse a vivir con la mujer de su hermano". Herodías odiaba a Juan Bautista y quería hacerlo matar, pero no podía porque Herodes le tenía un profundo respeto a Juan y lo consideraba un hombre santo" (Mc 6,17-29). Llegó el día en que Herodes ofreció un banquete a los tribunos y principales de Galilea por su cumpleaños. Durante la fiesta, se presentó a bailar la hija de Herodías, y fue tal el agrado que Herodes encontró en la danza de la joven que le prometió que cumpliría cualquier deseo que tuviese. Por eso ella, a sugerencia de su madre, pidió la cabeza de Juan Bautista. Al rato, la cabeza de Juan le fue entregada en una bandeja. "La vida cristiana exige el valor de dejar que Cristo crezca en nosotros y sea Él quien oriente nuestro pensamiento y acciones. Que San Juan Bautista interceda por nosotros, a fin de que sepamos conservar siempre la primacía de Dios en nuestra vida", dijo el papa Benedicto XVI.
Por ACI Prensa y Redacción
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