INTENSO MOVIMIENTO general en estos días se ven en las fábricas locales de dulce de membrillo.

 

En la temporada pasada, los productores de membrillo de nuestra provincia sufrieron una gran pérdida de producción de fruta por las fuertes heladas, que dañaron no sólo a montes de pomáceas, sino también afectó seriamente a los carozos.

 

El tradicional pan de dulce de membrillo que sale de Santa Lucía. M

 

Por ello no hubo un buen año, se calcula se perdió el 80 por ciento de la producción, que en San Juan, en su totalidad, reúne aproximadamente 700 hectáreas de membrillo, según pudo relevar esta semana Suplemento Verde, con gente del sector, ya que no se encuentran estadísticas oficiales al respecto.

Esto llevó a que los precios fueran buenos por la escasez de fruta, llegando a $5 el común y hasta $7,50 y ocho el bien cuidado, que es el membrillo que recibe pulverizaciones contra plagas como la Ceratitis capitata (mosca de los frutos), y la Grapholita molesta (gusano de la pera y la manzana) y alguna fertilización durante el año.

Acá es importante reconocer que se encuentran en el campo estas dos situaciones. Por un lado fincas de propietarios que elaboran dulces, jaleas y mermeladas, que tienen empresas familiares de apellidos tradicionales, que llevan décadas dedicados al membrillo. Son de escasa superficie total cultivada con esta fruta, pero reciben todos los cuidados necesarios de nutrientes, insumos agroquímicos y riegos correspondientes. Por todo ello, su precio es el mejor de la temporada, aunque su volumen escaso, comparativamente con el global provincial. Por nombrar algunos, aquí están los Pons, Monserrat, Bilbao, Pizarro, entre otras familias. A este grupo se suman pocas fincas de algunos agricultores que no tienen fábrica y manejan lotes selectivamente, con el manejo tecnológicamente apto, pero son escasos en cantidad. En otras provincias argentinas pasa lo mismo.

 

Mermelada industrial para elaborar galletería y repostería.

 

El grueso, perteneciente al segundo grupo, tienen la mayor superficie, sólo riegan. Esporádicamente fertilizan y realizan tratamientos con insecticidas para el control y la erradicación de plagas conocidas y nefastas para estos frutales. Hay que decirlo con todas las letras, no eliminan malezas entre hileras y entre plantas donde anidan todas las generaciones de plagas, y cosechan según el año climático y las bendiciones de la Madre Naturaleza. No tienen manejo agronómico alguno.

En este aspecto, hay que informar que toda la tecnología y cartilla de manejo está disponible. Un ejemplo es que en este momento, el membrillo fresco de Río Negro en el Mercado Central de Buenos Aires tiene un valor de $23 el kilo. Y que están enviando lotes de esa procedencia, junto con algunos de Mendoza, con todos los protocolos sanitarios a favor, a Brasil, para el consumo como fruta fresca, que se consume mayormente así en el país vecino.

En el mapa local, Jáchal tiene el 70% del total de superficie, aseguran. Y el resto está distribuido en Valle de Tulum y Calingasta. Hay pocas fincas específicas de membrillo y muchas perimetrales de fincas que suman gran cantidad de árboles en Pocito, Angaco, San Martín y Zonda, por nombrar algunos.

Jáchal es el que ha logrado el mayor porcentaje de pectinas, el integrante natural que todos buscan para la elaboración de dulces, jaleas y mermeladas.

En esta temporada, en San Juan hay mucho membrillo. El clima ayudó. Pero los precios no son buenos, desde $2,60 por kilo de membrillo común, sin tratamientos, según indicaron productores de Jáchal. Otros que poseen mejor calidad han logrado $3,50 y hasta 4, siempre dependiendo del comprador, volumen necesitado, destino y cualidades organolépticas finales.

Hay que organizar, con el sector privado como principal interesado, un programa en el que el gobierno apoye, para poder contar con membrillo sano para poder elaborar pulpa y de ahí encarar las elaboraciones con calidad.

 

 

 

San Juan tiene excepcionales cualidades para producir membrillo de calidad y con él hacer dulces, jaleas y mermeladas.
Raúl Monserrat, Profecía

 

Estamos en una etapa de planificación y mantenimiento de elaborados de alta calidad. Tenemos un nombre de varias generaciones.
Javier Monserrat, Profecía

 

 

En Jáchal quedó mucha fruta en la planta. Números no favorables

 

 

Javier Monserrat muestra membrillos frescos previa elaboración.

 

Excelente terminación y packaging. Buscan diferenciarse en calidad

 

Elaboración inicial de la masa de membrillo. Hay 600 m2 de fábrica.

 

 

Experiencias de una empresa de familia

Visitamos esta semana a una empresa familiar local que se encontraba en plena elaboración de distintos preparados. Se trata de Profecía, de los Monserrat. Allí Javier, uno de los hermanos que manejan la firma-, nos comentó: “Enviamos lo producido en dulce de membrillo, además de San Juan, a Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Mar del Plata, y algo a Buenos Aires. De unos 350.000 kilogramos de fruta que anualmente elaboramos, de eso sale aproximadamente un 80% en dulce, unos 280 mil kilos”.

Prosiguió “de todo hacemos el 85% dulce, la mitad artesanal y la otra mitad industrial. También mermelada en envases de 450 gramos, en 850, y en tarros de 4 kilos. En jalea, un producto muy selecto, algo similar. Tenemos varios tipos de mermeladas, incluso una mermelada especial para facturas de las panaderías; también hay industrias que usan la mermelada o el dulce rebajado para tortas y varios tipos de facturas. Es costumbre que el almacén de barrio, por ejemplo, compra el pan de 5 kilos y lo troza”.

Respecto de nuestra consulta sobre ventas a grandes cadenas de supermercados, dijo “la familia decidió no vender a este tipo de comercios, allí ingresan productos de Arcor, Dulcor, etc., y lo nuestro es diferente.

Nosotros buscamos otro segmento, familiar, provincial, regional, y a supermercados más chicos y regionales si comercializamos”. Indicó “aparte de nuestra finca de 15 hectáreas en 9 de Julio, compramos en Jáchal y en otras zonas locales. En Argentina se cosecha en febrero en Catamarca, con menos pectina, allí hay unos 4 millones de kilos. Luego Jáchal, y el resto de San Juan, con unos 8-10 millones de kilos, sigue Mendoza y al final Río Negro. Mi abuelo mandaba salsa de tomate a Buenos Aires, así empezamos, luego papá Onofre siguió y hoy somos los tres, Javier, Raúl y Mariano, los que damos todo por Jarama, nuestra empresa”.

“En agosto se viene el III Concurso de Dulce de Membrillo, todo un desafío que debemos continuar”, finalizó.