En buena parte del mundo, el eclipse lunar más largo del siglo XXI dominó ayer el cielo. Desde el Taj Mahal a la Torre Eiffel, la gente miró hacia arriba con la esperanza de ver a la "Luna de Sangre", que lució naranja, marrón o roja en la medida en que la luz del Sol se refractó en la atmósfera.
El eclipse total duró una hora, 42 minutos y 57 segundos, aunque lo precedió y le siguió un eclipse parcial, lo que significa que la Luna estuvo en total 3 horas y 54 minutos en la sombra de la Tierra, según la NASA.
El eclipse total fue visible desde Europa, Rusia, África, Oriente Medio, buena parte de Asia y Australia. Cientos de personas en Australia pagaron para observar el eclipse desde el Observatorio de Sidney antes del amanecer.
En América latina pudo verse en la penumbra crepuscular del viernes en la costa oriental del continente, en Brasil, Uruguay y Argentina, aunque el invierno pudo haber complicado la observación. En Buenos Aires fue visible entre las 18:06 y 18:13, hora local.
Medios internacionales mostraban imágenes de la casi enrojecida luna que pudieron observar habitantes de Río de Janeriro, en Brasil. En el litoral de Brasil no fue posible ver el momento en que la sombra de la Tierra comenzó a cubrir su satélite, pero sí la luna llena ya eclipsada y toda la fase en que la sombra fue desapareciendo, hasta dejar el astro nuevamente brillando.
Las principales playas de Río de Janeiro, principalmente Copacabana, Ipanema y Botafogo, se llenaron de personas vestidas para invierno y que, en lugar del sol, disfrutaron de la luna, y en lugar de divertirse en el mar, se limitaron a mirar al cielo.
Cerca del lago Magadi, al suroeste de Nairobi, una pareja, Susan Muraban y Chu Owen, instaló su propio telescopio para que los vecinos pudieran admirar el espectáculo. "Ya lo hicimos en el eclipse solar de 2016", dijo Susan Murabana, de 39 años. En esa ocasión vinieron unos 300 miembros de la comunidad local, en su mayoría indígenas Masai. "Es la forma de darles una oportunidad" para poder observar ese tipo de fenómenos, explicó Susan, mientras su marido instalaba el aparato.
El espectáculo fue inédito debido a que el eclipse coincidió con un difícil alineamiento de planetas que dejó a Marte en su posición más próxima a la Tierra desde 2003, por lo que el cuarto planeta del Sistema Solar pudo ser visto como un punto muy brillante casi que en el mismo plano que la luna eclipsada. Cuando la Luna se mueve hacia la sombra cónica de la Tierra, pasa de estar iluminada por el Sol a mantenerse en oscuras. Sin embargo, un poco de luz aún la alcanzará porque se refractará en la atmósfera de la Tierra. "Se llama Luna de sangre porque la luz del Sol pasa por la atmósfera de la Tierra en su camino hacia la Luna y la atmósfera de la Tierra la vuelve roja de la misma forma en que cuando el Sol se esconde, se pone rojo", dijo el profesor de astronomía Andrew Fabian.