Cuando comenzó a rasgar sus primeros acordes, Mauricio "Moris" Manrique se imaginaba tocando y cantando en un escenario. Y de hecho, por ahí empezó, estudiando, armando su grupo de tango y actuando con varios conjuntos y solistas de folclore, como Los Caballeros de la Guitarra y Viviana Castro. Sin embargo, una inquietud personal cambió el rumbo del artista, uno de los pocos músicos del país especializado en malambo de competición. Desde hace dos décadas su nombre figura en los equipos de solistas y grupos que se miden en los principales certámenes del país -Cosquín, Laborde y el más joven, el Femenino de Carlos Paz-; y no sólo provinciales. Respaldado por el boca en boca y los galardones obtenidos, es requerido desde distintos lugares, tanto para actuar en vivo como para componer para colegas cuando su agenda le impide estar. De cara a la temporada festivalera que lo tendrá con el bolso prácticamente sin deshacer, DIARIO DE CUYO conversó con el músico cuyo trabajo en malambo (y  también con la música cuyana) es reconocido en distintos puntos del país. 

"Tengo 48 años. Empecé a los 17 a tocar guitarra en la Escuela de Música, luego estudié con Horacio Lavaisse, santiagueño, profesor y amigo de toda la vida que me enseñó todo lo que sé de guitarra. Me encantó la música clásica, pero me gustaba muchísimo el folclore, así que me dediqué a eso y he tenido grandes maestros a mi lado. En 1996 fui por primera vez a Pre Cosquín como solista de canto y desde entonces participé en esos rubros", se presentó Mauricio. 

El 2003 marcó un giro en su carrera. "Empecé a trabajar con Javier Farías, bailarín. Fue la primera vez que fuimos a Pre Cosquín, Javier zapateaba, Juan Peletier hacía base rítmica y yo melodías. Había tocado malambo en un par de certámenes acá, pero ese fue el debut a nivel nacional, palabras mayores. Y fue a lo grande, Javier ganó, llegamos los tres a San Juan y se gestó El malón, cuarteto de malambo que también ganó Pre Cosquín y que dirigíamos los tres, tremendo grupo. Lo que hicimos dio mucho resultado y desde entonces me dediqué mucho más a la música para la danza", completó su introducción, no sin explicar la raíz de ese viraje. 

"Yo veía que en el malambo, en general, tocaban los mismos malambistas, no músicos. Lo mismo pasaba con parejas de baile, así que me dediqué a estudiar eso. Trabajé con Ivana Jalil, con doña Mary Bazán, como músico me empecé a meter en el ambiente de la danza. No hay músicos especializados en danza en San Juan y tampoco muchos a nivel nacional. Hablo de músicos estudiados que se dediquen a la danza folclórica, a ir a los ensayos, a trabajar con los bailarines", aseveró el guitarrista, que por esa huella llegó derechito al malambo y -dijo- "empecé a cambiar el concepto". 

"En el malambo la música era un acompañamiento, tocaban por arriba los tres acordes y listo. Yo la volví más funcional, me puse a investigar, a hacer una melodía para cada mudanza, a poner la melodía justa analizando qué hace el bailarín. Y por los estudios en la Escuela de Música, pude hacer algo más complejo. Si el malambo tiene siete mudanzas, yo hago siete melodías diferentes, estudiadas, con sus partituras", explicó. "Los jurados de Cosquín notaron un cambio de calidad, empezó a gustar y se le empezó a dar más importancia a la música", narró Manrique, quien poco a poco comenzó a ser solicitado de otras provincias, por bailarines, maestros y colegas, y también invitado a dar seminarios. Pero además peticionó y logró que en Pre Cosquín (a partir de 2020) los músicos que participan de rubros de danza también sean considerados a la hora de la premiación.

"Como músico me empecé a meter en el ambiente de la danza. No hay músicos especializados en danza en San Juan y tampoco muchos a nivel nacional"

"El malambo es unión de música y danza. Es 50 y 50", fue taxativo el compositor, que celebró cinco triunfos en el Atahualpa Yupanqui: junto a Javier Farías (2003), a El Malón (2006), a Daniel Quiroga, de Mendoza (2016); a Gonzalo Pérez, de La Pampa (2017) y a La Huella (2019), aunque actuó con muchos más. En 2019, él y Juan Peletier festejaron en Laborde el título de subcampeón de Sergio "el Colo" Zalazar, actual Campeón Nacional. Y ahora se prepara para tocar en la Próspero Molina con Yñaca Malambo y define las partituras para un cuarteto de Mendoza; y otro cuarteto y un solista de San Luis, con quienes no podrá estar. "Hace mucho trato de concientizar de esto a los mismos bailarines. No he visto ningún malambista ganar sin músico. El día que uno se suba solo al escenario y gane, veremos. Por eso les digo que trabajen con el músico y que sean respetuosos, porque están juntos en esa. ¡Y encima no hay muchos! Además, nosotros tenemos una enorme responsabilidad, porque si nos equivocamos, le arruinamos la actuación y la calificación al bailarín, cosa que he visto", expresó el músico, cuyas composiciones tienen su marca en el orillo.

"El malambo es norteño y sureño, pero yo soy cuyano, así que pongo mi estilo cuando toco", sonrió Mauricio, que ya está pensando retomar ese sueño dormido de músico y cantor, y alejarse un poquito de la danza, pero no lo dejan. "Ya me quiero jubilar -ríe-, pero no los voy a dejar en banda porque sé que es difícil encontrar. Y no es arrogancia, pero si me salgo creo que hay mucha información que se va a perder, porque lo que tengo es fruto de años, de experiencia, información que he ido recopilando trabajando con los bailarines, los maestros. Cada vez que iba a Cosquín, que han sido muchas, en vez de irme al río yo me quedaba a ver, a escuchar las observaciones, a charlar. Fue aprender viendo, estudiando mucho, investigando…", se explayó el músico, que confesó que le gustaría que en los ámbitos oficiales de la provincia se lo tuviera más en cuenta.

"Si buscás en Internet vas a ver que hay muy poco de música de malambo. Y de cueca y tonada tampoco, no técnicamente, como para que cualquiera de Río Negro, de Córdoba o de Formosa, si le gusta una tonada, tenga la información para poder tocarla. Es lo que estaría faltando para poder enseñar nuestra música al país", apuntó Manrique, quien hace un tiempo, a raíz de un taller de tonada que fue a dictar al sur, armó él mismo un libro de partituras que luego le pidieron desde la Universidad Nacional de las Artes (UNA).

Mientras tanto, sigue compartiendo lo que sabe y le saca punta a la idea de tener su propio canal de Youtube, donde volcará todo lo trabajado. "No por fama, ni por dinero", aclaró. "Mi objetivo es hacer escuela. Es el legado que quiero dejar a mi región", afirmó apasionado Moris.