El Nobel de Literatura distinguió ayer al tanzano Abdulrazak Gurnah, narrador del poscolonialismo, el quinto autor africano en ganar este premio y un escritor que no figuraba en los pronósticos previos.
A Gurnah se lo premia "por su penetración intransigente y compasiva en los efectos del colonialismo y el destino del refugiado en el abismo entre culturas y continentes", según el fallo de la Academia Sueca.
Al respecto, Gurnah señaló que "este fenómeno que afecta particularmente a los africanos que viajan a Europa es relativamente nuevo, pero los europeos que fluyen hacia el mundo no es nada nuevo. Hemos tenido siglos de eso". Y en su opinión, la dificultad de Europa para entender la situación se puede justificar en una "especie de avaricia, como si no hubiera suficiente para todos".
Autor de una decena de novelas y varios relatos cortos, Gurnah nació en la isla de Zanzíbar en 1948, pero se refugió en Inglaterra a finales de la década de 1960, huyendo de la persecución a ciudadanos árabes del régimen de Abeid Karume, surgido tras la independencia del dominio colonial británico. Su debut literario fue con "Memory of Departure" (1987). En "Pilgrims Way" (1988), explora la realidad de la vida en el exilio.
Pero el éxito como escritor no le llegó hasta su libro "Paradise" (1994), originado tras un viaje al este de África unos años antes, y su prestigio se cimentó con obras posteriores como "Admiring Silence" y "By the sea".
"Sus personajes itinerantes se encuentran en un vacío entre culturas y continentes, entre una vida que fue y una vida emergente, es un estado inseguro que nunca podrá ser resuelto", según el fallo de la Academia Sueca.
Sus novelas se alejan de los estereotipos y abren la mirada a un este de África culturalmente diversificado, un mundo literario en cambio permanente, una exploración inacabable impulsada por su "pasión intelectual".