Aunque hay regiones del mundo en las que la violencia y los conflictos son habituales, tal el caso de Medio Oriente o el Sudeste asiático, se ha determinado que América latina es la región más violenta de todas, con tasas de homicidio muy elevadas y con mayor incidencia de fenómenos como la violencia urbana, secuestros, la justicia por mano propia y los conflictos políticos, religiosos, bélicos y ambientales, que se plantean a diario en los distintos países que la conforman. También está la presión que ejercen las organizaciones de narcotraficantes, la elevada tasa de homicidios, así como también los abusos a los derechos humanos.

Este fenómeno está estrechamente vinculado con la organización política que posee cada país, la que a lo largo de la historia se han debatido entre regímenes democráticos y totalitarios, estos últimos a consecuencia de golpes de Estado por parte de fuerzas militares o por la asunción al poder de personajes siniestros capaces de someter a los pueblos a los más crueles sometimientos.

Si bien, América latina, en su mayoría, está integrada por países democráticos, tan sólo dos de ellos, Uruguay y Costa Rica, califican como "democracias plenas". El resto está encuadrado dentro de las denominadas "democracias imperfectas", que son las que tienen modelos "híbridos" con muchas fallas, y los "regímenes autoritarios" que afectan gravemente a las libertades civiles.

A pesar de la democratización en América latina en las décadas recientes, muchos países de la región cuentan con democracias frágiles que hacen que sus gobiernos sean inestables y poco comprometidos con la realidad social de sus respectivas poblaciones, tal el caso de Colombia, Perú, El Salvador, Argentina, Brasil, Panamá, Chile y Paraguay. En estas naciones los niveles de participación política son generalmente bajos y la cultura democrática es débil. Todo esto hace que el proceso democrático no sea firme y que se mantenga estancado, generando un panorama de inestabilidad que incide negativamente en los estándares de vida.

Entre los países que se encuentran en peor situación está Cuba, Haití, Venezuela y ahora Nicaragua, considerados como "regímenes autoritarios".

Es necesario que América latina inicie un proceso de evolución que la lleve a dejar de lado viejos esquemas en los que la presencia de siniestros líderes autoritarios han marcado el destino de las naciones. Figuras como Hugo Chavez y Fidel Castro, ya desaparecidas, o Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega y Nicolás Maduro, entre otros tantos, han actuado de tal manera que han sumido a sus pueblos a un estado de postergación que ahora se complementa con una inestabilidad política y social que otorga muy pocas posibilidades de progreso. 

Observar esta debacle debe servir para intentar corregir el rumbo de la región mediante la toma de conciencia de que es necesario elegir buenos gobernantes para los próximos períodos, reconociendo todo el mal que se ha hecho en los últimos tiempos.