Lo que parecía un trámite, la venta de Juan Fernando Quintero al Shenzhen Kaisa FC, se ha convertido para la dirigencia de River en una tortura China. Las negociaciones para cerrar el pase se empantanaron en una diferencia crucial relacionada con la forma de pago.
Mientras los clubes no se ponen de acuerdo, el jugador espera el desenlace en su casa, fuera de la burbuja sanitaria de River, con permiso del club para no entrenarse desde el lunes.
El principal contratiempos es que los chinos, que inicialmente habían planteado pagar al contado los 7,8 millones de dólares limpios que iba a recibir River, propusieron financiar la compra en dos pagos: uno en 2020, el siguiente en 2021. Una determinación que trastocó todo.