Investigadoras de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) han desarrollado un programa de intervención terapéutico y preventivo contra el Mal de Parkinson basado en la práctica del pasodoble. Según han explicado las investigadoras, este nuevo protocolo pretende contribuir a los esfuerzos efectuados para hallar estrategias no farmacológicas que ayuden a retrasar la aparición o progresión de esta enfermedad y favorezcan a la vez la calidad de vida de las personas que la padecen y de quienes las cuidan. El nuevo método, que publica la revista "Frontiers in Neurology”, recuerda que las guías europeas sobre el parkinson recomiendan actividades físicas, como el ejercicio aeróbico y el baile, porque está demostrado que mejoran la movilidad funcional y el equilibrio en los pacientes, aunque los estudios científicos que actualmente miden su beneficio se centran en el tango y el vals.

Lydia Giménez Llort y Lidia Castillo Mariqueo, de la Unidad de Psicología Médica del Departamento de Psiquiatría y de Medicina Legal y del Instituto de Neurociencies (INc) de la UAB, han elaborado ahora el protocolo centrado en el pasodoble, popular baile español, fácil de implementar desde una perspectiva familiar y social y que involucra tanto a la persona afectada como a quien la cuida. "Basándonos en la evidencia científica que hay sobre los beneficios de bailar en los enfermos de parkinson, hemos estructurado el programa a partir de las características del pasodoble, encajándolas con los objetivos de mejorar los síntomas motores, los aspectos emocionales y cognitivos y la socialización de las personas afectadas y sus cuidadores”, dice Giménez Llort.

Entre estas características destacan la posibilidad que ofrece de seguir el ritmo y ser bailado de manera individual (pasos delante y atrás o laterales), la inexistencia de una rutina predefinida de principio a fin y el guiado de la pareja, que facilita el mantenimiento de la postura, el seguimiento de los movimientos y el dominio del equilibrio.

Las investigadoras proponen la práctica de una hora semanal, a lo largo de 12 semanas sucesivas, en un protocolo que se puede desarrollar en diferentes niveles de complejidad e intensidad, según el grado de afectación de los pacientes. Cada sesión se estructura en cuatro partes en las que se trabajan estrategias de inicio de la marcha y de movilidad dentro del espacio, ejercicios para mejorar el equilibrio y entrenamiento de la movilidad de las articulaciones, y el fortalecimiento muscular para mejorar la capacidad física. "Pretendemos que el programa de rehabilitación promueva también emociones positivas y la autoestima en los pacientes, que mejore su calidad de vida, así como la de las personas que los cuidan”, concluye Castillo Mariqueo.

Por Agencia EFE
Barcelona – España
Especial