Lo que comenzó como una rutinaria y simple extracción de amígdalas hace dos semanas inusitadamente desembocó en lo peor para Julieta Viñales, una joven de 18 años que se encuentra con muerte cerebral al cierre de esta edición.
Los indicios principales apuntan a que un corte en la arteria carótida (que irriga sangre a la cabeza y al cerebro) fue lo que provocó un sangrado que no fue detectado al principio y que derivó días después en un paro cardiorrespiratorio. La lamentable situación es tan extraordianaria, que profesionales del Hospital Rawson comentaron a allegados a la familia de Julieta que en 30 años de servicio no hubo ni siquiera un antecedente de internación por mala praxis en el caso de una extracción de amígdalas.
"Los padres no encuentran ninguna clase de explicación, ni siquiera desde lo científico. La madre sigue aferrada a la Fe, esperando un milagro", indicó la fuente consultada.
En tanto, la familia tomó recientemente la decisión de iniciar acciones legales contra el otorrinolaringólogo que extirpó los órganos, Maximiliano Babsía, y estará representada por el abogado Juan Bautista Bueno.
Julieta está radicada en Buenos Aires para cursar estudios universitarios en medicina. Debido al receso estival, como muchos chicos de su edad, decidió pasar las fiestas de fin de año y las vacaciones con su familia, que continúa viviendo en San Juan desde hace 5 años, ya que su padre trabaja en la policía federal.
Una continua molestia en la garganta llevó a Julieta a la consulta médica y así fue que le aconsejaron extirpar las amígdalas, una intervención quirúrgica menor. La joven fue operada a las 9 el lunes 10 de febrero y a las 12,30 ya tenía el alta médica.
Haciendo un repaso, la familia recordó que a la lista inicial de medicamentos que indicó Babsía, luego de operarla agregó otro para el control de hemorragias.
Julieta fue a una consulta con el médico el jueves 13 y allí escuchó que la cicatrización evolucionaba tal cual lo esperado.
Pero desde el día siguiente todo cambió. El viernes, la chica tosió sangre, se desmayó y la llevaron al Hospital Marcial Quiroga, donde quedó internada. Al otro día, para un mejor control, fue derivada al Hospital Rawson y en la madrugada del domingo, sufrió un paro cardiorrespiatorio. Ahí se detectó que la pérdida era en la carótida y Julieta quedó en estado inconciente. A partir de ahí, el médico no se contactó más con la familia. Debido a la cantidad de sangre que había perdido Julieta, se solicitaron 40 dadores de sangre y los seres cercanos generaron cadenas de oraciones.
Los medios de comunicación llevaron a la luz pública la situación y en el hospital, los médicos indicaban que debían retirar todos los sedantes a Julieta para conocer el alcance del daño.
Anteayer, el diagnóstico arrojó el resultado menos querido y también pensado poco antes de una semana.
Julieta se encuentra en estado de muerte cerebral.