Una familia sanjuanina está varada en Miami, el padre contrajo coronavirus y sufrió grandes secuelas. Esperan un vuelo humanitario que los repatrie. Además, por las condiciones de salud del hombre no pueden transitar desde Buenos Aires hasta San Juan en colectivo, ya que son 40 horas de viaje aproximadamente. Piden una manera de regresar de manera directa desde el aeropuerto internacional de Ezeiza. Además, el hombre, que estuvo en rehabilitación no puede ser confinado en un hotel al llegar a la provincia.
Estaban en West Dover, un pueblo del estado de Vermont, Estados Unidos, con una superficie y cantidad de habitantes no muy dispares a Caucete, cuando el padre Allis (prefirió sólo dar a conocer su apellido) tuvo fiebre y tos. Su esposa -Patricia- e hijos lo tomaron con calma, no mostraba indicios de ser más que una consecuencia del frío invernal. Pero pasaron un par de días y la situación empeoró. Llamaron al seguro médico que los asiste como viajeros y les comunicaron que, por la gravedad de la situación sanitaria por el coronavirus, hablaran al 911. Luego vino la angustia, el respirador, la terapia intensiva, los días oscuros, Allis (62) había contraído Covid-19. Era viernes 3 de abril.
Allis y su esposa llegaron a Estados Unidos el lunes 9 de marzo. Aún la Organización Mundial de la Salud no declaraba al coronavirus pandemia, ni tampoco advertía los riesgos del acelerado contagio. El viaje fue un regalo de sus dos hijos porque cumplían 30 años de casados, y era el debut del pasaporte hacia un país no latinoamericano. Eran argentinos –sanjuaninos- que iban a cumplir el sueño de conocer al colosal país del Norte, salir a pasear, fotografiarse con los monumentos y locaciones hollywoodenses. En parte sucedió, pero no a la manera tradicional turística.
Llegó el 11 de marzo. La OMS declaró la pandemia. En Estados Unidos empezaron a cerrar algunos comercios y agencias, entre ellas, la que había proporcionado el work and travel a los hijos de Allis. La familia no pudo continuar el rumbo y quedaron en Vermont; no había más opciones. Fue allí en donde el padre de la familia manifestó los síntomas de la enfermedad que recorría el mundo. El 911 lo trasladó hasta el hospital local, y, desde ese instante, no hubo casi contacto con él por 15 días. El peor momento familiar fue cuando les dijeron que estaba en terapia intensiva, con respirador, que el cuadro era difícil, que el cuerpo estaba delicado aunque estable en sus signos vitales. “Mi padre bailó con la muerte”, dijo después el hijo varón, Brahim Allis Calvo.
Allis fue trasladado por recomendación de los médicos del hospital a una clínica en New Hampshire que implementa un tratamiento –experimental- contra el coronavirus con remdesivir, un medicamento antiviral de administración intravenosa. El sanjuanino quedó como voluntario para la aplicación de la droga. Los médicos estadounidenses lo curaron. Era 2 de mayo. Quedó una semana en terapia intermedia, hasta que pudo salir con el alta bajo el brazo, y otra semana en rehabilitación para fortalecer la motricidad. Aunque no sin una gran dificultad a nivel geográfico para sus familiares, que debieron dar varias vueltas por un país que no conocen.
La decisión inmediatamente posterior fue trasladarse a Miami, mayor centro de los argentinos varados en el país americano y lugar de despegue de los vuelos humanitarios de repatriación hacia la Argentina. Los 4 llegaron a la ciudad con expectativa de viajar cuanto antes, pero la fila de partida es larga. Hablaron a Cancillería nacional desde el minuto uno: no tuvieron una respuesta determinante y favorable. Pararon –paran- en un hotel que hace descuentos para varados, y son ayudados por una pareja argentina que colabora con todos los alojados allí: los proveen fundamentalmente de comida.
Pese a todos los inconvenientes, que convirtieron un viaje de placer en un periplo, la mayor dificultad actual es el viaje desde Buenos Aires hasta San Juan, una vez que sean repatriados. La salud de Allis no permite un viaje en colectivo de 40 horas, tampoco el confinamiento en la habitación de un hotel por 15 días. Sólo buscan llegar a su Rivadavia natal de una manera sanitariamente responsable, dijo Brahim.