"Si me tengo que ir desde acá hasta La Pampa, te puedo asegurar que tengo para quedarme en todas las provincias porque en todas tengo amigos. Eso es lo más lindo que me ha dado el deporte". Así reflejaba Alberto Zapata en una entrevista radial, en diciembre, los valores que el motocross le dio.

Verborrájico e hiperactivo, el "Wey" se ganaba amigos por donde iba. Su enorme sonrisa era su arma de conquista y su personalidad optimista fue, sin dudas, la clave para superarse después de la amputación de su brazo. Esa personalidad dejó entrever en esa entrevista en radio La Red en donde charló a corazón abierto. "Agradezco a la vida por esta oportunidad para vivir" abrió la charla el pibe con su melena llena de rulos para luego pasar a contar el amor que sentía por la moto: "Le dije a mi mamá que si no vuelvo a correr, me corto el otro brazo", comentó quien en ese momento comenzaba con los trabajos de rehabilitación y ya pensaba en la prótesis.

Fuerte vínculo. Hacía poco que el “Wey” había comenzado a entrenar a los pequeños, con quienes, él mismo contaba, “tenía una llegada especial”.

 

"No podría vivir sin la moto. Si todos encontraran su pasión no habría gente triste".
ALBERTO "WEY" ZAPATA – En una entrevista radial

Zapata contó sobre sus inicios y recordó una anécdota que hoy, después de cómo se dio su fallecimiento, refleja la intensidad con la que vivía desde pequeño: "¡Si habré roto triciclos! Siempre fui muy hiperactivo. Mis papás me cuentan que cuando tenía 2 años, me subía con el triciclo arriba de la mesa y saltaba como si anduviese en moto y cuando me preguntaban si me dolía, les decía que no porque tenía casco. Desde chico fui así, nunca tuve miedo", expresó.

En cada relato desataba la risa de esta periodista por la forma y el tono en que contaba sus anécdotas. El Wey era el alma de la fiesta y el que divertía cada entrenamiento, incluso cuando salía a andar en bici con su amigo, el también piloto Mauricio Quiroga. "Íbamos subiendo el paredón y yo iba relatando la rodada como si fuese una carrera de motos. La gente piensa que estoy loco pero no me quedo callado nunca", contó entre risas.

Su otra pasión. Fanático de Boca, Zapata había conseguido recientemente que el xeneize lo apoyara. En las redes reflejó su felicidad tras visitar la Bombonera.

El Wey era optimismo puro y lo contagiaba con quien hablaba. Siempre predispuesto para cada entrevista, a DIARIO DE CUYO le comentó su experiencia después de volver a correr en Córdoba, en febrero: "Lo que viví fue increíble. Fue como ganar un campeonato sin haber ganado un título", expresó y siguió: "Me emocioné e incluso me caí por ir viendo a la gente que me alentaba. Me di cuenta que en la vida no hace falta tener el título de campeón, basta con ser una buena persona". Y sí, el Wey a primera vista dejaba en claro que era un buen pibe, un chico que dejó una marca imborrable en todos quienes lo conocieron. Hasta siempre, Wey…

Anoche, las distintas federaciones del deporte local decretaron duelo deportivo por 48 horas por la pérdida del reconocido piloto. Sus restos serán velados en la cochería de calle Salta.