El hombre había sido despedido de su trabajo. Al llegar a su casa, convoco a la mesa y dijo "me echaron, de modo que el que quiera comer deberá buscarse algo que hacer". A los pocos días vi a mi amigo y uno de sus hermanos con un cajón de lustrar calzado.

La anécdota vivida en el hogar de un amigo, a principios de la década de 1950, y que se repitió en miles de hogares, es ilustrativa de como un hombre común, es capaz de diseñar una salida a la crisis económica de su familia, aplicando una receta sencilla y practica a la vez. El sentido común. El hombre había sido despedido de su trabajo. Al llegar a su casa, convoco a la mesa y dijo "me echaron, de modo que el que quiera comer deberá buscarse un conchavo o algo que hacer". 

No les dijo salgan a mendigar, o pedir plata prestada, o acudir al gobierno por algún subsidio, o "salir de caño", como se dice ahora. Les dijo, salgan a laburar. A los pocos días vi a mi amigo y uno de sus hermanos con un cajón de lustrar, y los otros hermanos habrán tomado otro camino, que desconozco. Lo cierto es que salieron adelante y hoy son abuelos y tienen una vida consolidada.

MIRAR LA HISTORIA

Esto lo cuento cada vez que uso la palabra ajuste, como la salida acaso traumática pero más efectiva, para salir de una crisis. Si alguien emplea ese término prohibido, es neoliberal, anti patria, anti pueblo, de derecha, o gorila. En el fondo, es un término que no sirve para ganar elecciones, siendo ese el camino del facilismo, el populismo y ocultamiento de la verdad. Como decir que la emisión no es inflacionaria, o que el déficit de las cuentas públicas tampoco lo es, para no perder el evento eleccionario. 

Pues hay que mirar la historia, para saber que en 1952 hubo alguien, Juan Domingo Perón, paradojalmente, quien anuncio al país que lanzaría un plan económico de estabilización. La nación había entrado en crisis, por razones externas y también internas. Perón refirió las externas, especialmente la guerra de Corea, pero habían otras, como que el principal comprador de nuestros granos, Europa, aún no se reponía de los devastadores efectos de la Segunda Guerra Mundial, y otros de orden interno como que en los primeros años de su gobierno, el gasto público se devoró las reservas y gran parte del producto bruto, para cumplir con sus promesas electorales. Aparte de no producirse la tercera guerra mundial, que Perón había pronosticado, como otra gran oportunidad de la Argentina para volver a tener "los pasillos del Banco Central repletos de reservas en oro y divisas". Como dijo que encontró al comenzar su mandato.

PLAN DE AJUSTE

Este plan, tal vez no destierre la fama de Perón de ser un populista nato o gastador impulsivo, pero si afirma la idea de que era un hombre pragmático, capaz de torcer el curso de su conducción y tomar otro camino, que no fue otra cosa que un simple y llano plan de ajuste. En su libro "El Perón que no miramos" (2021), el ex embajador Mariano Caucino, desarrolla ampliamente aspectos poco conocidos de la política económica impulsada por el líder del peronismo, a través de su ministro Guillermo Gómez Morales, primero, y de un joven Antonio Cafiero, después. Estaba resuelto a salir de la crisis inflacionaria y de balanza de pagos, sin recurrir al crédito externo. Inmediatamente de asegurarse la reelección, en noviembre de 1951, Perón se lanzó a la tarea de sortear la crisis desatada, para colmo concomitante a la muerte de Eva Perón, en 1952, también recordada como el año del "pan negro" y del lanzamiento del segundo plan quinquenal. El cual comenzaba con ese plan de ajuste.

En mi caso, tenía 6 años, recuerdo que escaseaban los huevos, entre otras cosas, y ahí quedó el dicho, originado en quien veías deambular sin ton ni son por los almacenes: "anda de compra huevos".

Instalado el plan, la economía creció al 6%, aumentaron los salarios reales y la inflación bajó del 40% en 1952, al 4% en 1953 y 1954. Perón había sostenido (diario Crítica) "el punto de partida es la estabilidad de los precios, el trabajo y el sacrificio. Los hombres y los pueblos que no saben discernir el bienestar con el esfuerzo, no ganan derecho a la felicidad que reclaman" e insistió en la necesidad del ahorro, "muchachos, no gasten tanto" (en la primaria, nos repartieron las famosas libretas de ahorro, de la Caja Nacional de Ahorro Postal, que llenábamos con estampillas. Nunca vimos ese dinero, pero fue un buen indicativo). Perón lo hizo y es bueno saber que en la actualidad, estamos en un pleno proceso de ajuste. Es así, fatalmente, de simple. Como dijo el poeta Antonio Machado, "nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio". El padre de mi amigo, sin ser un master en economía, dio aquella vez en la tecla de lo que había que hacer. Claro, no tenía que ganar ninguna elección.

 

  • La palabra ajuste

Usar la palabra ajuste, como la salida acaso traumática pero más efectiva, para salir de una crisis. Si alguien emplea ese término prohibido, es neoliberal, antipatria, antipueblo, de derecha, o gorila. En el fondo, es un término que no sirve para ganar elecciones, siendo ese el camino del facilismo, el populismo y ocultamiento de la verdad.

 

Por Orlando Navarro
Periodista