Desde el 11 de agosto, cuando tuvieron lugar las elecciones primarias nacionales que produjo como uno de sus efectos una estampida en el precio del dólar y una fuerte devaluación del peso, el kilo de pollo, que por aquel entonces estaba en el orden de los 79 pesos en promedio, trepó a los 99 pesos que vale por estos días, es decir que registró un 25% de incremento. Entre las razones, según sostienen en el sector, se encuentran que el valor de la divisa norteamericana impactó en el precio de los alimentos que consumen las aves, además de la suba en el costo de los fletes, a pesar de que el valor de los combustibles está congelado. Además, tiene que ver el fuerte incremento del consumo por los costos de la carne, mucho más altos que los del pollo.
En las avícolas y comercios del rubro en la provincia están alarmados porque, sólo en la última semana, hubo tres subas consecutivas, que en total llevaron el precio del kilo de pollo a los valores actuales. Incluso el miércoles de la semana se registraron dos incrementos en la misma jornada. El valor puede variar algunos pesos, pero en general ronda los 99 pesos.
Roberto Castro, de Avícola Coria, con negocio en el Súper de calle General Acha, dijo que a pesar de los incrementos el consumo se mantiene estable e incluso viene subiendo.
Si bien históricamente en el país se venía consumiendo más carne vacuna que el pollo, en los últimos tiempos la brecha se ha venido acortando. Según las estadísticas del Senasa, el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva) y la Secretaría de Agroindustria de la Nación, cada argentino está consumiendo unos 46 kilos de carne de pollo contra 49 kilos de carne vacuna. De la carne de ave, lo que tiene más demanda es la pechuga, pata y muslo, que le vienen ganando la partida a dos cortes tradicionales en la mesa de los argentinos, como son el bife y el asado.