
En 1987 fue designado por la Legislatura sanjuanina en el cargo de Defensor del Pueblo de San Juan, el Dr. Julio César Orihuela, el Defensor del Pueblo, que es un Organismo de la Constitución creado en la Reforma Constitucional de 1986, siendo ésta la primera Defensoría de América.
El ombudsman es el responsable de controlar que los derechos de los ciudadanos no sean avasallados por el Estado. La misión de este funcionario es garantizar el respeto de los derechos de cada individuo en el marco de cualquier tipo de acción judicial, administrativa, burocrática o de otra índole.
Lo que hace el ombudsman, por lo tanto, es defender los derechos de las personas y, a su vez, fiscalizar que el gobierno de turno no vulnere estas libertades y resguardos de los sujetos. El ombudsman tiene la particularidad de ser un funcionario que recibe el cargo mediante una elección del Congreso o Legislatura, después de que su figura haya sido sometida a un debate público, pero que resulta en forma independiente. Su poder depende de la Constitución y el homenaje al primer Defensor del Pueblo de San Juan reviste particulares méritos de los cuales en virtud de nuestro querido Dr. Julio César Orihuela -que falleció recientemente- destaco como en particular su virtud de prudencia, siempre presente en el cómo esa capacidad de pensar y evaluar ante los acontecimientos o actividades problemáticas, los riesgos posibles que estas conllevan, y adecuar o modificar su conducta para no recibir o producir perjuicios innecesarios a persona alguna o institución.
Si alguien tuvo alguna vez duda de cómo conducía sus acciones es más que oportuno recordarles que Julio o César como era llamado con toda confianza, jamás se precipitaba y reclamaba contar con toda la información necesaria antes de emitir un juicio de valor o resolución pertinente. Nunca observé en él vacilación alguna para discernir lo bueno de lo malo con prontitud. Era obvio que en la diligencia como práctica continua lejos estaba de la temeridad. Buscaba siempre la oportunidad y delegaba presto a ejecución en sus defensores adjuntos. Tenía la próvida competencia para las relaciones humanas realizando acciones sin dilación alguna. Recuerdo, que el presente homenaje es ejemplar para un funcionario como un gran mediador de conflictos y que su principal cargo era la honestidad, condición fundamental de la ordenada prudencia.
Por el Profesor Mario Correa D’Amico
Filósofo, Pedagogo, escritor
