La mayoría de las naciones democráticas del mundo moderno tienen en sus respectivas constituciones la columna vertebral de su organización institucional y los principios básicos que rigen sus sistemas de gobierno. El respeto supremo por lo que establecen estas leyes fundamentales ha sido básico en democracias que han logrado consolidarse, y que no cedieron a presiones antojadizas de gobiernos de turno que pretendían introducir cambios a fines a sus intereses partidarios, sectoriales o ideológicos.

Estados con una larga trayectoria democrática, como los Estados Unidos de Norteamérica, se han caracterizado por ser estrictos defensores de su constitución y han hecho de esta actitud un factor que los ha distinguido entre todas las naciones, como países estables que se ajustan a sus reglas en un marco de seriedad y respeto. En el caso de EEUU, el sistema de modificación de esa norma es uno de los aspectos que le otorgan solidez. Para introducir cualquier cambio se utiliza el sistema de enmienda que se aplica con la aprobación de ambas cámaras del Congreso Nacional, así como también de las legislaturas de los 50 estados, es decir que debe existir un consenso generalizado, un requisito a tener en cuenta en cada proceso de modificación de estas normas. Otra muestra del fiel respeto en los EEUU a esta ley fundamental lo encontramos en un fallo judicial histórico, próximo a cumplir 220 años; el de "Marbury vs. Madison", referido al conflicto planteado por la designación de un juez de paz en el distrito de Columbia, que puso en vigencia el principio de "supremacía o superlegalidad constitucional." Este hecho fue tomado como emblemático por la justicia a nivel mundial, porque hizo prevalecer lo dispuesto por la Constitución Nacional al expresar en el voto correspondiente que "la constitución es o una ley superior o capital, no modificable por medios ordinarios, o se encuentra en el mismo nivel que las otras leyes ordinarias, y como las otras leyes es alterable cuando a la legislatura se le plazca hacerlo. Si la primera parte de la alternativa es verdadera entonces una ley contraria a la constitución no es ley…". 

La Constitución Nacional de nuestro país, sancionada el 1 de mayo de 1853 y luego modificada en 7 oportunidades -la última vez en 1994- está basada en la de EEUU -sancionada en septiembre de 1787-, inspirada en los principios del liberalismo clásico y la doctrina política del federalismo. Se dice que es una ley fundamental porque por sobre ella no hay otras normas que garantice derechos y libertades y que regule la organización y el ejercicio de los poderes del Estado, pero a lo largo de la historia, en varias ocasiones, nos hemos encontrado que la Constitución no ha sido respetada en todos sus términos como ocurrió desde 1930 en adelante durante los sucesivos golpes de Estado que irrumpieron los procesos constitucionales. 

En momentos actuales seguimos con una tendencia de falta de respeto a la constitución, cada vez que el aparato estatal se inclina hacia la ilegalidad y no se respeta el orden institucional en los distintos procedimientos vinculados al funcionamiento del Estado. Los intentos por coartar las libertadas, en distintos ámbitos, también son una amenaza, al igual que la de transgredir el equilibrio de los poderes republicanos.

El respeto a la constitución debe ser en todo sentido concluyente, ya que es la base de un país organizado.