El acceso soberano al mar, perdido por Bolivia en la Guerra del Pacífico, en 1879, al conquistar Chile territorios del país del altiplano y de Perú, es un asunto histórico y político que no puede ser resuelto con un fallo judicial. Esta es la interpretación que se hace del esperado fallo de la Corte Internacional de Justicia que el lunes pasado rechazó el planteo boliviano de obligar a iniciar negociaciones binacionales para superar la mediterraneidad.

La decisión contundente del Tribunal de La Haya, de 12 votos a favor y 3 en contra, si puede considerarse un triunfo histórico para el derecho internacional ya que queda claro que Chile no tiene ninguna obligación de negociar el acceso al mar reclamado por Bolivia. No obstante, la Corte recomienda a ambas naciones continuar el diálogo en un espíritu de buena vecindad para abordar el tema del enclaustramiento boliviano.

El golpe lo recibió de lleno el presidente Evo Morales, presente en La Haya, con una derrota personal reflejada a medida que transcurría la lectura de la sentencia leída pormenorizadamente por el presidente del Tribunal, Abdulqawi Ahmed Yusuf, refutando cada uno de los argumentos de Bolivia. Se derrumbaron así los falsos argumentos creados por el mandatario que izo del mar una bandera de lucha de 12 años en el poder y ahora fundamental para sus pretensiones de un cuarto mandato consecutivo.

Evo jugaba esta carta creando falsas expectativas en la población al sumar el tema de la soberanía a los postulados nacionalistas de su populismo de izquierda. El costo político para él, y heredado por quienes lo sucedan, es muy alto ya que no le quedan recursos jurídicos ni diplomáticos para que Chile se siente en una mesa de negociaciones para discutir la salida al mar.

También se cae el supuesto perjuicio económico de Bolivia al tener que utilizar los puertos chilenos, debido a que Chile no impone gravámenes ni aranceles a la carga boliviana. Es más, la logística boliviana tiene almacenamiento gratis del cual no gozan las mercaderías chilenas ni la de otros países en territorio trasandino. Es decir, a los fines prácticos, Bolivia si tiene salida al mar.

Como si fuera poco, La Haya le recuerda a Bolivia que no hay asuntos limítrofes pendientes en virtud de la firma del Tratado de 1904, que selló de manera perpetua la frontera. Buscar negociar ahora un acceso soberano al Pacífico implicaría desconocer ese instrumento.