Independiente venía de recibir un duro golpe al quedar eliminado en la Copa Libertadores. Sin embargo se levantó con una muestra de carácter en Paraná, donde tuvo todas en contra pero igual se las arregló para ganarle 2-1 al local Patronato.

El equipo de Holan sufrió cuatro bajas por lesión, jugó casi todo el segundo tiempo con diez hombres y, si bien no le sobró nada de juego, lo sacó adelante con un corazón enorme.

Menos de 5" habían pasado cuando Alan Franco se lesionó.

Encima, Independiente no podía hacer pie y Patronato lo apuraba con remates de media distancia.

Pero el Rojo reaccionó en la adversidad con intentos de Hernández y Silva, de tiro libre, que inquietaron a Bértoli. Tocados, F. Silva y Romero también se vieron obligados a dejar la cancha y, ya en el complemento, Figal chocó con Hernández, cayó muy mal y tampoco pudo seguir.

Apareció ese fuego sagrado que tienen los equipos ganadores. Benítez, uno de los que habían ingresado, puso el 1-0 con algo de fortuna y un rato más tarde Gigliotti agregó el 2-0.

El local se vino con todo en el final y descontó con un penal de ver. Pero ya no hubo tiempo para más.