Es el momento perfecto para que empecemos a realizar las primeras tareas antes de la llegada de la primavera. Preparar bien el suelo es imprescindible para que los cultivos que sembremos crezcan con fuerza y vigor y, para aquellos que ya tenemos en el jardín puedan desarrollarse con vigor y sanamente. Es primordial este trabajo de labranza del suelo, sin importar las dimensiones, preparar un sustrato rico en materia orgánica con micro y macro elementos, asegura la vida de las plantas en el jardín. Por ello hacemos hincapié en que la poda debe estar finalizada al igual que la limpieza de ramas secas, enfermas o que están fuera de lugar. El suelo debe estar limpio de todo lo que cayó sobre él. La tarea consiste en la labranza y esta se realiza de la siguiente manera:

Eliminar la maleza

De forma previa a realizar cualquier otra labor para preparar el suelo de un jardín, es imprescindible que eliminemos todas las malas hierbas. En la medida de lo posible tenemos que tratar de no usar productos químicos, ya que la superficie está destinada a cultivar o cuidar de las plantas ya existentes. Para eliminar la maleza, el método más eficaz, es cavar con una azada para arrancar las malas hierbas desde la raíz, así evitaremos que vuelvan a crecer con mayor facilidad. Sin utilizar herbicidas, ya que son nocivos para el jardín.

 

Airear el suelo

Esta labor consiste en descompactar los terrones del suelo para aflojar y oxigenar la tierra. Para realizar esta labor es recomendable que la superficie esté humedecida y se utilice una pala que nos permitirá remover la tierra y profundizar en ella. Además, es aconsejable que realicemos un acolchado orgánico de la tierra extraída con compost antes de volver a colocarla sobre la superficie.

Abonar 

Aunque ya hayamos enriquecido la tierra con compost, fomentaremos un mejor crecimiento de nuestras plantas, verduras y hortalizas si en este punto aportamos más nutrientes. La tierra debe ser rica en materia orgánica y en minerales. Para lograr el sustrato perfecto podemos incorporar a la tierra un poco de mantillo, humus de lombriz o estiércol.

Labrar 

Antes de sembrar nuestras plantaciones debemos voltear y soltar la tierra. Para realizar esta labor lo más aconsejable es que utilicemos una azada que permite trabajar la tierra a más profundidad.

 

Cómo preparar el césped para la llegada del buen tiempo

Pasados los meses más duros del año, es hora de preparar el césped para la llegada del buen tiempo. Volver a disfrutar de un jardín con un verde llamativo y uniforme requiere de una serie de cuidados para obtener los mejores resultados. Estas son las labores más recomendables para poner a punto el césped de cara a estas fechas.

 

Escarificado y aireado

En el césped se suele acumular una capa de restos vegetales y tierra en la base de la hierba, que impermeabiliza el suelo y favorece la aparición de hongos y plagas. Para eliminar esta capa y airear el terreno es necesario escarificar, es decir, arañar la superficie de la tierra. Para realizar esta labor se puede hacer de forma manual, usando un rastrillo, o mediante una máquina escarificadora.

Resiembra

Resembrar consiste en sembrar semillas nuevas, esta labor permite rejuvenecer el aspecto del césped, especialmente en aquellas zonas que se raleó. Para realizar la resiembra es aconsejable esparcir la semilla de la manera más homogénea posible, cubrir con una capa fina de humus o estiércol bien molido y a continuación pasar un rodillo para que la semilla entre en contacto con la tierra.

Fertilización

La siguiente labor en el cuidado del césped consiste en alimentar el césped, para aquellos que ya lo tienen, utilizando fertilizantes específicos. Una buena fertilización hace que luzca más verde y aumente su fuerza, vigor y salud. Lo mejor es emplear abonos específicos para césped de liberación lenta, es decir, que aportan los nutrientes necesarios a lo largo de varias semanas. Otra opción es utilizar mantillo, que además mejora la estructura del suelo.

Corte

Es imprescindible cortarlo regularmente ya que el césped crece muy rápido durante la primavera y verano. La altura del césped debe ser aproximadamente entre 2.5 y 4 cm. de alto. Para céspedes con mucho desgaste o en áreas muy sombreadas, la altura debería ser de más de 5 cm. No es aconsejable cortar el césped demasiado corto, ya que es la forma más rápida para que aparezcan las malas hierbas. Para realizar esta labor, ahorrando tiempo y esfuerzo, lo más recomendable es utilizar una buena máquina.

Riego 

El riego es otro de los factores decisivos para tener un césped de calidad, ya que la mayoría de las cespitosas son muy exigentes en agua. Si no hay suficiente agua, el césped no recibe los nutrientes esenciales para su crecimiento, reproducción y, sobre todo, su defensa contra las enfermedades y plagas. Sin embargo, tampoco es recomendable el riego excesivo ya que puede tener el efecto contrario. Para un uso eficaz del agua, en épocas de calor no se debe regar en las horas centrales del día, para evitar la pérdida de agua por evaporación. Lo mejor es regar temprano por la mañana o por la noche. Se han de revisar los aspersores para lograr un riego uniforme. También es aconsejable examinar la calidad del agua.