Convocado por el Instituto Nacional del Teatro (en cogestión con el Ministerio de Turismo y Cultura y la UNSJ), el actor, dramaturgo y director escénico Rafael Spregelburd participará en el plan de formación Trayectos en el Desierto. Se trata de un sistema de seminarios, cursos, clases magistrales y especializaciones para nuevos desarrollos artísticos en la provincia (ver despiece) que comienza el 26 de junio. Actualmente, Spregelburd se encuentra filmando en un papel protagónico para la película Trenque Lauqen, de Laura Citarella (de Pampero Cine) y además, trabajando en los rodajes de la serie El Jardín de Bronce, que va por su tercer temporada por HBO Max. En una extensa charla para DIARIO DE CUYO, el artista planteó varias posiciones respecto a la situación general del teatro argentino y sus desafíos urgentes.
– La necesidad del artista de provincia por tener que migrar a Buenos Aires para progresar, ¿ha cambiado últimamente?
– Creo que se volvió más compleja. Creo que sucederá siempre. No hay modo que se inviertan los factores de poder entre centros y periferias. Por otro lado, los artistas de Buenos Aires se sienten consagrados cuando estrenan en París, Berlín o Madrid. No pasa por un juicio de valor, tampoco de calidad. Tiene que ver con que el teatro es un fenómeno urbano y con que los artistas sienten que su entorno en el que viven no les resulta satisfactorio y no encuentran una fórmula que tenga sentido para un teatro de arte. Eso provoca mucha angustia a los creadores. Es una pena; por eso, los ministerios de cultura de las provincias tienen una enorme responsabilidad para mantener este espíritu federal, para crear público y para apoyar a los creadores, pero con cada crisis que vivimos, se vuelve esto menos prioritario; y, bueno, lo sufren los artistas.
– En este contexto, ¿la expresiones teatrales sufrieron transformaciones?
– Lo que naturalmente ha sucedido, fue un reacomodamiento de habilidades y saberes en un conjunto laboral (elencos) que quedó totalmente desempleado. Las compañías propusieron piezas de teatro virtual. Esto ha tenido cierta utilidad desesperada durante un tiempo, pero para nada será el destino del teatro. Yo mismo estoy en contra de un teatro no presencial, pero hice experiencias para Suecia y Berlín por Zoom, que la verdad me dejó contento. Pero no nos engañemos, de ninguna manera lo que se dice como teatro virtual implique una nueva estética que reemplace al teatro mismo. Siempre insisto que el resultado es un audiovisual pobre.
– ¿Por qué el teatro debe ser presencial o nada?
– El teatro con espectadores presentes, lo fue así siempre. No quiere decir que no tiene permitido saltar por encima de sus límites y poder convertirse en otra cosa. Siempre que ese "cualquier cosa" no exista antes y no tenga otro nombre. No hay nada de malo que emigremos masivamente a la producción audiovisual, pero no le podemos llamar a eso teatro. El teatro consiste en un foro público que crea una ilusión o virtualidad que es muy diferente de la ilusión privatizada de un espectador en calzoncillo frente a su pantalla en la intimidad o en la soledad. El teatro reúne a una polis alrededor de un problema. Sucede allí una forma de interacción cívica en que el pueblo se reúne en torno a un objeto. Con la virtualidad, esto se pierde. Creo que no debe haber más discusión al respecto, no pasa por cuál es mejor o peor. A lo primero se le llama teatro, a lo virtual tendría que tener otro nombre.
¿Qué conflictos le faltan contar al teatro?
– El teatro es como una antena que chupa todos los pensamientos que circulan en cada época. Es difícil imaginar asuntos del teatro que no haya trabajado como conflicto. El teatro argentino se forjó al calor de la fragua de la metáfora. El público va a la sala y sabe lo que ve, pero no es lo que ve, sino que le quieren decir otra cosa. Eso se está moviendo de lugar muy rápido y empezamos a asistir a nuevos autores que piensan que el teatro no sólo pueda producir una fiesta de símbolos, también, una fiesta de eventos o acontecimientos que no tengan una lectura metafórica. El teatro crea sus propios límites y los supera, crea otros y también los supera. Se mueve todo el tiempo.
– ¿Prefiere hablar mejor de una sociedad en crisis más que la crisis del teatro?
– Sin duda. El teatro independiente está desaparecido de las salas por la pandemia, por motivos sanitarios, pero la teatralidad está volcada y expandida por todas partes. Hay teatralidad en el debate político, en Masterchef, donde se prepara la historia de un personaje que le hace creer al público que se le cayó la torta al piso sin querer. Se derrama teatralidad en una olla en ebullición que es nuestra sociedad, una sociedad absoluta e italianamente teatral como la nuestra. Pero el cine sí está en crisis y bien jodido. Quedó demostrado que las salas de cine ya no son necesarias, la gente prefiere ver películas en su casa. Las salas son hoy más espacios de entretenimiento de shopings. Eso sí es preocupante porque hacer una película es muy caro y si los estados o los organismos de cultura no apoyan con recursos y no facilitan su construcción, las películas para pochoclos tendrán el camino allanado y será lo único que se puede ver. Si los gobiernos se retiran y no piensan en la importancia del cine como representación histórica y psíquica del alma de un pueblo, sólo tendremos una representación mercantilista. Esto es peligroso. En el campo del teatro es muy difícil que pase, porque el teatro está hecho a mano, no requiere de un sistema industrial. Los que sí estamos en crisis somos los que hacemos el teatro, que con la pandemia, nos quedamos sin trabajo, que tenemos que sostenernos con otras cosas. Es verdad que el teatro cambió de signo, que se volvió posdramático, con relatos complejos no lineales; que está hecho con hibridaciones de otras artes; pero, bueno, hace más de cinco mil años que viene caminando así. El teatro no está en crisis sino que está en permanente definición.
FRASE
"El teatro consiste en un foro público que crea una ilusión o virtualidad que es muy diferente de la ilusión privatizada de un espectador en calzoncillo frente a su pantalla en la intimidad o en la soledad". Rafael Spregelburd.
- Trayectos en el desierto
El plan de formación ejecutado por el INT, coordinado por Tania Leyes, propone un sistema de seminarios, clases magistrales y procesos de creación destinado a artistas sanjuaninos con participación libre y gratuita. El primer seminario comienza el 26 de junio sobre dirección teatral, que será dictado por Rafael Spregelburd a partir de las 10 hs. El segundo encuentro será el lunes 5 de julio a las 18 hs; el sábado 17 a las 10 hs y el lunes 19 de julio a las 18,30. Los cupos son limitados. Hay tiempo para inscribirse hasta el 26 de junio por equipodeldesierto.intsj@gmail.com.