Sólo quedaba un cuarto de hora para la medianoche. Muchos cenaban, la movida nocturna se extendía a los bares y confiterías. Hasta que estalló. Un terremoto como ni siquiera los cuarentones recuerdan en San Juan sacudió la provincia con tanta violencia que rajó rutas, tiró pilares, provocó daños en viviendas, volteó casas precarias, tiró abajo cielorraso y góndolas completas en supermercados, hizo daños por doquier y generó una situación de pánico muy difícil de controlar, sobre todo después de varias réplicas, apenas empezado el martes.
Desde el INPRES informaron los datos duros que confirmaron la gravedad: la magnitud (energía liberada por el movimiento) fue de 6,4; su profundidad fue de apenas 8 km con epicentro en Sarmiento (57 km al Sodoeste de la Ciudad de San Juan) y su intensidad, que mide cómo se percibió y los daños que provocó, fue estimada en grado VI a VII en zonas de Sarmiento, Pocito y Calingasta, y de V a VI en plena Ciudad. El mismo Instituto confirmó que este terremoto fue el peor que se vivió desde el histórico sismo de 1977 en Caucete, que tuvo una magnitud de 7,4, una intensidad de grado IX y su profundidad fue de 17 km. En aquel momento también dañó todo tipo de estructuras pero, a diferencia del movimiento de anoche (que no reportaba víctimas humanas al cierre de esta edición) dejó, según la versión más extendida, casi un centenar de muertos.
El terror inundó a la mayoría de los sanjuaninos con el sismo de anoche, que fue percibido al menos en todo Cuyo, La Rioja, Catamarca, Córdoba y Buenos Aires. Los ladridos de los perros se mezclaron con las alarmas de casas y autos. Junto al bramido general hubo rutas (hacia Carpintería, Los Berros y a Pedernal sobre todo) que se partieron, al igual que postes que se cayeron. Estalló un transformador en Pocito y dejó a muchos usuarios del Sur del Gran San Juan sin luz, problema que se agravó en Sarmiento.
En zonas sarmientinas como Colonia Fiscal y Media Agua directamente hubo viviendas precarias que se vinieron abajo y sus ocupantes tuvieron que pasar la noche afuera, sobre los colchones, como en las peores escenas de catástrofes pasadas. En muchos comercios y supermercados se cayeron techos y góndolas y en decenas de viviendas hubo objetos y vidrios derribados y destrozados. Poco después de la 1 de la madrugada, Bomberos y la Policía evacuaron a los vecinos de la zona de 9 de Julio y Rawson, a una cuadra del Hospital Rawson, por una fuga de gas cercana una estación de servicio.
En medio del caos, empezó a circular un mensaje de Whatsapp que anunciaba un terremoto de grado 8 para las 2 de la mañana, presuntamente emitido por el INPRES. Pero rápidamente el Instituto y el Gobierno provincial salieron a desmentir esa versión, a aclarar que los sismos “no se pueden predecir” y a intentar llevar calma a la población.
Al cierre de esta edición, en conferencia de prensa, el gobernador Sergio Uñac hizo un racconto de daños en casas y rutas, nuevamente pidió tranquilidad y reveló que hubo al menos un intento de usurpación, pero que fue disuadido por la Policía.