Como descendiente de uno de los pioneros de la Comisión Amigos del Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson (MPBA), Juan Bautista Sormani; María Leticia Sormani hizo entrega de 6 grabados realizados por Nello Raffo y que pertenecían a su padre, al Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson. Elaboradas en pequeño formato, estas obras atesoradas por el reconocido coleccionista y cedidas por la reumatóloga, pintora y pianista sanjuanina son valiosas no sólo por las manos que las ejecutaron, sino porque además muestran el costado más intimista y menos conocido de quien se convirtió en uno de los grandes maestros de esta técnica en San Juan, junto a su hermano Santiago y al sanjuanino José María Pineda. Los trabajos realizados en las décadas del "60 "70 por el arquitecto y grabador alemán, nacido en la localidad de Wittemberg en 1905, se sumarán al corpus ya aportado por la familia de Juan Bautista Sormani de piezas de otros artistas como Arturo Pechuán Navarro, Giovanni Zampolini, René Montero y Pedro Parada Torres.
"Juan Baustista fue un visionario en las artes visuales, tuvo una colección privada muy valiosa. Fue uno de los integrantes de las primeras comisiones que en los años "40 y "50 estuvo donó y construyó el acervo de lo que en ese entonces sería el museo’, reflexionó Emanuel Díaz Ruiz, actual director del MPBA que recibió este aporte proveniente de Buenos Aires, con la cooperación de Ricardo Sánchez. miembro del Centro de Genealogía y Heráldica de San Juan, la Asociación Belgraniana y la Asociación Civil para la Conservación y Defensa del Patrimonio Sanjuanino. Si bien el Franklin Rawson posee en su haber importantes producciones que retratan diferentes períodos artísticos del también docente y precursor del quehacer cultural -especialmente obras en las que registró su mirada histórica sobre el terremoto del "44 en San Juan y la Iglesia de Desamparados-; estas piezas se destacan por exhibir un carácter más personal del autor. En esta oportunidad, este conjunto de creaciones vislumbra la particular forma con la que Raffo -quien siendo niño vivió en Argentina, retornó a Europa en 1920 e ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de Carrara (Italia) para estudiar Arquitectura; y regresó al país en 1929, donde adoptó la ciudadanía en 1947 y desarrolló su profesión- se vinculaba con su círculo íntimo a través de paisajes y elementos naturales, aplicando técnicas como celulografía, aguatinta, barniz blando y gofrado.
"Se destacan por ser destinados a ser obsequios, eran obras para circular. Nos acercan a él desde otro lugar, que no es el de competición y de Salón, sino el que mantenía con su círculo próximo con obras que pintan la relación del creador con sus amigos. Son mucho más sutiles, hay hasta una estructura de un árbol que se desdibuja, es muy interesante, tiene otro matiz de Raffo’, expresó el funcionario acerca de la producción del hacedor que también participó de la Comisión Amigos y emprendió el Taller de Grabado que se creó en este Museo, presentó obras en exposiciones y salones nacionales y provinciales.
Así, este legado representa otro matiz para ampliar la lectura de sus obras, otra impronta, otro gesto y otra poesía que estamparon las manos del artista fallecido en 1972, que contribuyó a la formación del Museo de Bellas Artes Franklin Rawson e integró grupos y asociaciones artísticas como La Tribu, Refugio y el Instituto Superior de Artes, además de conformar el Consejo Asesor de la Dirección de Cultura y organizar el primer Taller de grabado en San Juan en el MPBAFR (1959).