Esta convocatoria en la Peatonal.

Llegaron antes, eran las 18.30 y unos diez jóvenes vestidos con ropa negra están en los banquitos de cemento en el centro de la Peatonal de la Ciudad. Por el momento son invisibles, la gente pasa y no presta atención al agrupamiento. Los días han sido particularmente calurosos durante la semana, pero es viernes y, por alguna razón meteorológica, hace bastante frío.

No es inocente que este grupo de chicas con algunos chicos se concentre en lo que cualquier sociólogo definiría como un no lugar: un espacio de alta transitoriedad, sin significado, salvo el que le aporten las personas que pasan y quieren darle uno.

Es el lugar correcto para el acto performativo: los miembros  de Activismo San Juan comenzarán a desplegar sus notebooks y, pese al frío, se sacarán las camperas o las cambiarán por otras, cuyas descripciones dicen claramente: "violencia es comer animales".

Es la consigna de un grupo de publicistas y fotógrafos –Voicot.com– que decidieron visibilizar con sus conocimientos la causa contra la violencia contra animales. Puede conseguirse un buzo canguro –irónico- por un poco más de 1.000 pesos, en su página web.

Las consignas que utilizan

Poco a poco fueron llegando miembros de Activismo. En total, al momento de comenzar la puesta en escena, son alrededor de 18 chicos. La performance se llama Cube Of Truth –Cubo de la verdad-; seis chicos se colocaron formando un círculo, en el interior pusieron sus mochilas y otras pertenencias, luego sostienen en sus manos las computadoras portátiles, de manera tal que los transeúntes puedan ver lo que allí se reproduce.

Por supuesto, no podía faltar el -al parecer- componente vital de una revolución: la máscara de Guy Fawkes, más conocida como la máscara de V de Vendetta, la película.

Los videos harían vomitar a más de un desprevenido. Sin embargo, muchos jóvenes se acercan a mirar y hablar con los miembros de la asociación vegana. Algunos llegaron porque pasaban por la Peatonal, otros estaban avisados porque siguen las cuentas de redes sociales de la asociación y están interesados en este modo de vida.

Todos se quedan absortos a mirar. Minutos antes de empezar la actividad, varios chicos de uniforme escolar ya estaban esperando la movida artística, entre charlas sobre si rendir tal o cual materia, o si es mejor la universidad nacional o la privada en materia de contabilidad.

Las imágenes son, obviamente, cruentas: típicas escenas de mataderos. De acuerdo a los videos, las vacas tienen nulo espacio para moverse dentro del corral, están hacinadas y son golpeadas; lo mismo para los cerdos y el golpe en la cabeza que los deja convulsionando unos minutos hasta la muerte; y los pollos, ahogados en su propia sangre.

En tanto algunos se escandalizan con las imágenes, otros prefieren ir a comprar un globo con alguna graciosa forma a sus hijos o nietos. Los contrastes son grandes, ni hablar de que a escasos pasos del centro de las peatonales hay una muy próspera sucursal de comida rápida.

La idea de hacer un acto de concientización sobre la supuesta explotación animal no es sanjuanina, ni siquiera argentina. El proyecto se llama Anonymous For The Voiceless y surgió en Melbourne, Australia, y se reproduce en varias ciudades del mundo. En San Juan, los miembros de Activismo decidieron replicarla, usualmente los viernes, y hacerlo uno de los ejes de su trabajo.

Gabriel Cortéz es el referente de la asociación, si bien no se incorporó hace mucho, quedó en el cargo porque varios compañeros tuvieron que irse a estudiar fuera de la provincia. Es delgado y rapado, de piel morena y tiene un particular automatismo y convicción al hablar. Intercambiar algunas palabras es suficiente para notar que sabe –o al menos finge saber- lo que dice.

“La idea del veganismo llegó a mí sin saberlo, lo había planteado a los 9 años, pero sinceramente no fue tomado muy en cuenta por mi familia” dice. Luego de eso, el arribo al veganismo se dio gracias a internet y a una frase de Paul McCartney: "Si los mataderos tuvieran paredes de cristal, todos serían veganos".

Gabriel acompaña a este medio a dar una breve vuelta a la manzana, camina rápidamente y hace lo propio con las respuestas. La firmeza de la industria cárnica es fuerte en otros países del mundo, pero en la Argentina, está, además, ligado con la tradición. Ante eso, dice que “no porque algo sea cultural, tradicional o haya sido hecho durante mucho tiempo, es éticamente correcto. Eso no es cierto”, dice, y agrega “en su momento fue costumbre tener esclavos, fue tradicional y hasta cultural que las mujeres no votarán”.

El veganismo como corriente cultural no tiene una fecha precisa de inicio, sino que es tan viejo como la humanidad, aunque dos periodos de la historia fueron su auge: el hippismo y la actualidad. Al parecer, los jóvenes guerrilleros de los 70, los soñadores de la Patria Socialista, del triunfo del Comunismo sobre el Capitalismo yankee, quedaron un poco atrás: el lector dirá si fue positivo o no. Ahora el veganismo ocupa la centralidad, es la nueva utopía en la que abrevan las juventudes. Antes, el capitalismo era el enemigo a derrotar, pero actualmente es el especismo.

“Es una discriminación arbitraria en función de la especie, análoga con el racismo y el sexismo. El más conocido es el especismo antropocentrista”, explica Gabriel. La traducción es sencilla, según esta corriente, los humanos manipulamos las demás especies en función de nuestro interés y provecho, al punto de la explotación. Todo esto se ve reflejado en la estructura de la industria cárnica.  

Hay un aspecto ineludible: la humanidad consume carne desde sus comienzos. Este medio le propone a Gabriel un ejemplo: qué sucedería si una familia, a modo de granja, cría y mata una vaca para comer. Él, que nuevamente no se inmuta por el planteo, contesta con una risa breve y prosigue “la palabra clave es necesidad. Si una familia no tienen nada para comer salvo esa vaca, por una cuestión de supervivencia, entendemos que puede comerla”.

La charla discurre un poco más y las distintas actividades que hacen en Activismo San Juan afloran. El referente comenta que la organización sostiene tres formas de militancia para “legitimar la causa”: realizar el Cubo de la Verdad, hacer pegatinas con consignas de Voicot.com, y quizás la más polémica: despedir a los animales antes de ingresar al matadero, denominado San Juan Animal Save. “Nuestra idea es mostrarle a las personas que ahí entra alguien, no algo”, finaliza.

 

¿Qué es el veganismo y cuál su diferencia con el vegetarianismo?

Ante todo, no es sólo una manera diferente de comer, sino de vivir. El veganismo es el rechazo a cualquier tipo de explotación o violencia contra los animales. Hace sus diferenciaciones respecto a la ropa que usan, los medios de transporte que utilizan y el entretenimiento que consumen. A diferencia del vegetariano, el vegano no consume absolutamente ningún producto de origen animal o que tenga algún componente. Mientras que el vegetariano acepta comer algunos derivados como huevos o miel.