Se plantea un dilema con el riesgo país ya que no puede recuperar desde los actuales 700 puntos básicos registrados en diciembre de 2018, los casi 500 puntos de principios observados en 2016, sobre todo, teniendo en cuenta que argentina, hoy por hoy, goza de un respaldo internacional de gran fuste, y que no solo pasa por la vuelta al FMI.
Se supone que con un respaldo en moneda fuerte, que cubre los vencimientos de deuda externa hasta fines de 2019, el riesgo país debería haber bajado.
Esa disposición de efectiva fuente voluntaria de crédito es indispensable para el país. Se trata de una fuente de crédito privado en defecto de la prohibición de emitir moneda a través del gasto fiscal, algo que se ha convertido en una regla de hierro en este esquema de económica actual. Tal fuente de liquidez tendría, a esta altura de las circunstancias, que ser el ariete de la recuperación económica.

Recordemos que el riesgo país es un indicador de diferencial de tasa de interés entre el monto que pagan los bonos de la deuda de EEUU, comparada con las tasas de intereses que pagan los títulos de deuda que emiten los países emergentes como argentina.
En consecuencia, es muy amplia la diferencia en sentido negativo que deben afrontar los títulos de deuda del gobierno nacional, para poder lograr financiarse, pero ello no afecta solamente a los bonos emitidos por el estado, sino, a todos los residentes que operan en el mercado de préstamos mayoristas, llamase empresas y bancos, que precisan una fuente de liquidez sostenible para hacer funcionar la rueda de la economía.
En realidad el gobierno ha tenido tres excelentes noticias súper estructurales a lo largo del año. Ellas son: 1) El ascenso en el panel mundial del categorial de los mercados, ya que subió del grado de mercado fronterizo al grado de mercado emergente; 2) El acuerdo marco con el FMI, que ha dado cobertura a todos los vencimientos de deuda externa hasta el 2020 y mas allá de que tales tramos de préstamos se hayan adelantado hasta el 2019, por los problemas precipitados por el descalce y el entorpecimiento de la economía por efecto de la pronunciada devaluación del peso contra el dólar iniciada en abril del 2018, constituye aun un auspicio clave para los mercados y ; 3) El respaldo que le ha significado al país el hecho de que se ha hayan convocado todos los líderes mundiales, a raíz de la realización en argentina del G20.
A estos tres soportes estratégicos, hay que sumarle otro en sentido negativo, que es el creciente riesgo político por la entrada al año 2019, en razón de que tendrán lugar las elecciones generales, algo que se quiera o no, ya está incidiendo en las volatilidades del mercado.
En lo formal los tres primeros elementos de alta política y economía señalados, son para resaltarlos, ya que no los consigue un país de modo muy frecuente.
Ahora bien, como tales respaldos internacionales están vigentes, intertanto duren debieran con premura hacer funcionar positivamente, más temprano que tarde, a la economía argentina, porque esos patrocinios no son eternos y las urgencias de la economía se están acumulando en tiempo real, generando una masa crítica de inconvenientes.
Por Mario Luna y Fabián Núñez
Ex presidente y asesor del Concejo Deliberante de Jáchal, respectivamente.
