"La gente me ovacionó en todas las vueltas como si hubiese salido campeón. Me di cuenta que en la vida no hace falta tener el título de campeón, basta con ser una buena persona". El textual data de hace dos meses, cuando Alberto "Wey" Zapata le brindó una entrevista a DIARIO DE CUYO después de su regreso a los circuitos. Y eso quedó plasmado ayer, cuando miles de personas acompañaron los restos del piloto sanjuanino hasta el cementerio de Rawson, como el campeón lo merecía.

Es que no quedan dudas que el Wey sembró valores y conmovió con su historia de resiliencia a toda la provincia tras sufrir la amputación de su brazo y volver a competir. Por eso el fallecimiento el domingo último causó conmoción en todos sus afectos y en miles de sanjuaninos que ayer se acercaron a despedir al piloto.

El sepelio partió desde la cochería San José minutos antes de las 17. Ya en horas de la siesta, cientos de personas intentando respetar el distanciamiento, esperaban sobre calle Salta para brindarle el último adiós. "Acá está el Wey. Motocross Wey", gritó uno de los presentes cuando iban a colocar el féretro en una carroza especial que había puesto a disposición la cochería capitalina (ver aparte). Ese grito desgarrador despertó el aplauso de todos los presentes que, sumado al rugir de las motos y los pilotos levantando los cascos hacia el cielo, hizo emocionar a todos.

Profundo dolor. Gerónimo Zapata, papá del Wey, recibió las condolencias de los presentes. Atrás, Mónica, la mamá, junto a Maira y Yara, hermanas.

El acompañamiento partió por Santa Fe y giró por calle España. Al llegar al cruce con 9 de Julio para encontrarse con el conector Sur vino el momento más fuerte de la tarde: miles y miles de motos habían hecho un pasillo y acelerando sus motos esperaban por el paso del "Wey". Desde los coches fúnebres, los padres del piloto Gerónimo y Mónica, levantaban el puño con lágrimas en los ojos agradeciendo el gesto. Sus hermanas Yara y Maira no podían contener su emoción y también agradecían a los miles de pilotos presentes. La larga fila de motos se extendía por Conector hasta Pedro de Valdivia, todas se sumaron al acompañamiento y fueron rugiendo motores hasta el cementerio.

Allí, esperaba otra multitud, incluidos los pequeños de la escuelita de motocross que él mismo dirigía, esperaban para darle la despedida a su entrenador. Las miles de motos tuvieron que abrirse espacio y adentro del cementerio sólo ingresaron sus familiares. Allí, el diácono Zapata, que conocía desde pequeño a Alberto, fue el encargado de rezar y darle la despedida al campeón. También Sofía Moreno, la médica que asistió al piloto en su accidente en noviembre y Joaquín, el ahijado del "Wey", brindaron unas palabras e hicieron llorar a todos.

El último adiós. Al cementerio sólo ingresaron los familiares del piloto sanjuanino. El distanciamiento fue difícil de respetar.

El "Wey" se fue a lo grande. Se había convertido en ejemplo de resiliencia por su lucha, por su historia de vida y ayer, tal cual él lo había comentado en una entrevista en febrero, no hacen falta los títulos cuando lo primordial es ser buena persona. Ayer el "Wey" pasó a la historia y se convirtió en leyenda.

 

Zapata y una carroza que tiene historia

Por decisión de la cochería San José, los restos de Alberto "Wey" Zapata fueron trasladados en una carroza que tiene una historia muy particular y que se utiliza únicamente para personalidades. Se trata de una Lincoln, modelo 1945, que es una de las reliquias con las que cuenta la cochería sanjuanina. La última vez que se había utilizado fue hace 25 años. Fue para el sepelio de monseñor Antonio López Soler, el párroco que construyó el templo de Concepción luego del terremoto del "44. Según los empleados de la cochería, se le realiza un mantenimiento especial.
 

 

ENORME GESTO

Zapata donó sus órganos

Dio vida. La familia respetó la decisión del Wey de ser donante.

"Seguis siendo luz. Gracias por enseñarnos tanto", tuiteó María Paula, una amiga de Wey Zapata que comunicaba que el piloto había donado sus órganos y la familia Zapata lo confirmó después. El piloto de 23 años había manifestado sus deseos de ser donante y gracias a eso lograron salvarle la vida a un joven mendocino que esperaba un trasplante de pulmón hacía 13 años. El joven que recibió los pulmones se llama Ariel, tiene 23 años y, hasta el momento, contaba con una mochila de oxígeno.

 

EMOTIVA

La fe del lado del piloto

La médica que había asistido al Wey en noviembre resaltó la fe del Wey.

Las palabras de despedida dentro del cementerio hicieron emocionar a todos. Primero, el diácono Zapata resaltó la fe que tenía siempre el Wey, amigo del religioso. Después, Sofía Moreno, la médica que asistió al Wey en noviembre y le salvó la vida expresó: "No es casualidad que Alberto nos dejara para un domingo de Pascuas, a Dios le gusta el motocross y se llevó al mejor". Por último, Thiago, sobrino y ahijado del Wey, lo despidió con unas palabras: "Volá alto padrino", le expresó.

 

PRESENTES

El deporte lo acompañó

Alberto Zapata pertenecía a los deportistas de Alto Rendimiento de la Secretaría de Deportes, por eso ayer muchos deportistas se dieron cita. Además de la presencia de Jorge Chica, secretario de Deportes, estuvieron: Alberto "Puchi" Ontiveros, Facundo Della Motta, Tobías Martínez, Nicolás Tivani, Maribel Aguirre y Diego Elizondo. Le obsequiaron a la familia del Wey una bandera significativa del deporte sanjuanino que luego fue ubicada por encima del féretro.