Su nombre es historia pura en Atenas de Pocito. Capitán y emblema del Mirasol, Wilfredo Bronvale, el "Willy" para todos, cambió ayer sus lágrimas de amargura tras las finales perdidas en los últimos años por un llanto de felicidad tras haber alcanzado el objetivo. ¿Cuál fue la clave? La fe en su pastor, así lo explicó: "Estoy feliz porque estaba convencido que íbamos a salir campeón, le agradezco tanto a Dios de haberme dado la paciencia necesaria y la perseverancia para poder transmitirle la calma a mis compañeros… No es fácil seguir jugando después de perder tantas finales, pero yo me afirmé en Dios y me fortalecí mucho, pude congregar muchos chicos a una celebración que se hizo en la iglesia a la que yo voy, le agradezco enormemente al pastor Diego Franco", contó el mediocampista que supo consagrarse campeón en un Argentino A con Desamparados y ascender con Unión al Argentino B.
"Este plantel tenía hambre de gloria, pero hay que agradecerle a esos jugadores que no se fueron y a la dirigencia que volvió a confiar en nosotros. Aprendimos que en el fútbol podemos perder y también podemos ganar, nos enfrentamos ante grandes rivales y por fin pudimos tener el merecido premio", expresó el capitán.
Hace unos días, Bronvale le había contado a DIARIO DE CUYO del enorme sacrificio del ahora elenco campeón. Bronvale trabaja de recolector de residuos en Pocito, sus compañeros la mayoría son jornaleros y por ese enorme sacrificio diario, ayer tuvieron su merecido premio.