Un changarín de 35 años fue condenado por el juez Juan Carlos Peluc Noguera (Sala II, Cámara Penal) a 10 años de cárcel, por violar y corromper sexualmente a la pequeña hija de su expareja desde los 12 años y hasta los 13, cuando la nena tuvo una beba producto de esos ultrajes. La condena había sido la misma que el acusado aceptó recibir luego de acordar un proceso abreviado a través de su defensor oficial Marcelo Salinas, con la fiscal Leticia Ferrón de Rago. El caso llegó a la Justicia el 30 de agosto de 2016, cuando la mujer fue al hospital Rawson con su hija para sacarse las dudas sobre el origen de los vómitos, las diarreas y una notable prominencia en su ombligo. Entonces supieron que se trataba de un embarazo de 22 semanas (la beba nació en enero del año siguiente) y la mamá quedó muy shockeada, porque hacía 2 años que estaba separada de ese sujeto con el cual también tuvo una hija, pero confiaba en él y le permitía que se llevara a su hija de viernes a lunes porque la niña lo quería como un padre (aunque no lo era) y de todos sus hijos era con la que mejor se llevaba.
La niña fue sometida a aberrantes prácticas sexuales alrededor de un año y nunca dijo nada porque su abusador le decía siempre que si hablaba lo meterían preso y se mataría.