Señor director:

Hace días escuché esa canción de Cacho Castaña del año 1988 en la cual hablaba sobre lo triste que estaba la Argentina. Noté que los sentimientos son los mismos ahora, agravados por una pandemia que nos tiene presos y a merced de disposiciones que, en muchos casos, son inconstitucionales sancionadas por personas que circunstancialmente están en el poder y dicen que nos cuidan. Yo soy una persona mayor que vivió muchos momentos crudos del país. Pero me preocupan los niños, adolescentes y jóvenes adultos que se sienten frustrados y que no pueden progresar, porque la pandemia sirve para fines políticos y no para trabajar por el bien común, tal cual lo enuncia la Constitución Nacional. Este último mes del año nos encuentra a los argentinos tristes, con muchas pérdidas, ya sea humanas como laborales. Son emociones mezcladas de tristeza, impotencia y frustración de ver y sufrir tanta injusticia y egoísmos por parte de quienes deberían trabajar para sacarnos adelante a todos los argentinos. Ojalá que Dios ilumine a los gobernantes para que trabajen en beneficio de todos los argentinos y no de un sector determinado. Dios nos ampare.

 

Mariano Sepúlveda
DNI 5.783.013