Aunque la conclusión parezca simple, llegar a ella implicó una investigación profunda, sistematizada y con muy buenos resultados. Básicamente, se trata de que no hay que medicar a quien no lo necesita, entonces se evita contraindicaciones en los pacientes y, al mismo tiempo, se ahorra plata. Y cuando se trata de no suministrar antiácidos a pacientes que no están en verdadero riesgo de sangrado gastrointestinal, el ahorro económico en el centro de salud es mayor al 50%. Así lo determinó un estudio de los médicos residentes del hospital sanjuanino Marcial Quiroga. Y el método que crearon fue tan bien recibido por la comunidad científica argentina, que lo adoptó y lo puso en práctica el Hospital Italiano, uno de los más grandes en Buenos Aires.
Lo que lograron los residentes del Servicio de Clínica Médica del Marcial Quiroga fue, aplicando una escala (Herzig et al) de clasificación de riesgo de sangrado según características del internado, determinar que los únicos internados que deben recibir inhibidores de secreción ácida, como el Omeprazol y Ranitidina, son lo que presentan un nivel medio-alto y alto de peligro de sangrado interno.
Esa investigación inédita cambió un paradigma en el tratamiento de la salud, ya que hasta ahora lo normal era que le dieran de forma preventiva ese tipo de medicamentos a todos los pacientes internados, ya que el sangrado gastrointestinal suele ser una consecuencia del estrés por la internación misma y de otros factores asociados a la historia clínica de cada persona.
Participaron de esta investigación José Massa, Martha Bloise, Javier Mengual, Maximiliano Barbano, Sara Santos, Greise Da Silva, Diego Mengual, Agostina Ruiz, Lucía Chumbita, Franco Ferrón Tejada, Virginia Vega, Miguel Rueda, Martín Esquivel Castro, Romina Tantén, Martín Fullana, Germán Rojas y Ayelén de los Ríos.