Otro capítulo violento en este tramo final de la Copa de Clubes Campeones y ahora, con escenario en Caucete. Es que en la cancha del Atlético Maurín, la serie entre Juventud Unida y Atlético San Miguel quedó inconclusa ya que a los 42" del complemento y cuando estaban igualados sin goles, hubo un intento de agresión al árbitro Mauro Hidalgo por parte de los jugadores cauceteros y el juez decidió la suspensión del encuentro por falta de garantías y por ese mismo intento de agresión sufrido. A últimas horas de ayer, en la sede de la Liga Caucetera se esperaba el informe del árbitro para que tomara actuaciones el Tribunal de Penas de la Federación Sanjuanina. Todo apunta a que considerando los antecedentes ya vividos en esta misma edición como el partido entre Unión y Falucho de Angualasto que terminó en los escritorios, definirá la clasificación de Atlético San Miguel de Albardón a la final ya que el Rojinegro había ganado en la ida 2-0 y en la revancha estaba sosteniendo el empate sin goles.

El Tribunal de Penas definirá rápidamente tras el informe del árbitro Mauro Hidalgo.

En esta misma edición ya se dieron episodios violentos que empañaron el desarrollo de la Copa y el caso más resonante fue tal vez el que se dio en la Sociedad La Colonia, de Sarmiento, en cuyo estadio se dieron episodios de violencia contra la policía inclusive, determinando la eliminación de Los Colonos de la Fase Final, sentando un precedente más que rígido para evitar esos episodios.

Ahora, el Tribunal definirá contrarreloj pensando en la final del domingo próximo.

 

Un cierre más que caliente en Rawson

Poco a poco, el partido en el 12 de Octubre fue levantando temperatura. Las tempraneras tarjetas amarillas para Carlos Biasotti y Mario Rebeco enardecieron el ambiente en Rawson y cuando San Martín de Rodeo pasó a ganar, todo se pontenció. Llegó el gol visitante, las protestas y la ansiedad azul. En el complemento, todo fue vertiginoso y después de los reclamos por las lesiones que acusaron los jugadores iglesianos, llegó el delirio y el desahogo del empate de Oballes que desataría un final bochornoso. Es que con el 1-1 hecho realidad, en una pelota que buscaron Altamirano y Calderón, los dos se buscaron feo y terminaron a los golpes. Intervino también Ramón Gómez y se desató un remolino que pudo terminar mal, pero insólitamente el árbitro reanudó todo sin sacar ninguna tarjeta.