Es frenética la actividad política buscando romper la polarización planteada en las elecciones presidenciales de Chile del 21 de este mes, con resultados tan estrechos entre las fuerzas de izquierda y de derecha, que deberán definirse en la segunda vuelta del 19 de diciembre. Ahora lo que urge es la gobernabilidad a la luz de las transformaciones propuestas por José Antonio Kast y Gabriel Boric que representan sectores opuestos ante un electorado que ha cambiado la historia democrática del vecino país.

Con tan estrechos resultados, 27,91% para el representante conservador y 25,83% del líder izquierdista, la urgencia se centra en apoyos externos sin condiciones ni negociaciones de todos los sectores, aunque la principal incógnita es qué posición adoptará Franco Parisi, tercero en los comicios, y el aporte de votos que pueda hacer para uno u otro lado, serán decisivos. Se prevé una consulta a los militantes para que tomen una determinación.

Pero todas las miradas observan el comportamiento del ciudadano independiente y de los indecisos, expectantes en un marco comicial donde no hay votos cautivos o comprometidos por tradición política, como podría ocurrir en la Argentina. El chileno común ha sido el verdadero protagonista de los cambios transformadores niciados con el estallido social de 2019, calando tan hondo hasta impulsar una nueva Constitución nacional.

El Partido Republicano de Kast analizó esos reclamos en un programa basado en la República, la libertad y la familia, en tanto Boric, de Apruebo Dignidad, desarrolló su propuesta transformadora en la educación, la salud y beneficios previsionales, en tanto la economía tiene ideas trascendentes. Kast con menor gasto fiscal y reducción impositiva, incluyendo el IVA y eliminar impuestos a las pymes.

Por el contrario, Boric apunta al aumento del gasto fiscal estructural pero con mayor carga tributaria y un royalty minero, junto con medidas contra la evasión. Además, crear un impuesto a las grandes fortunas y reformar el sistema jubilatorio de gestión privada. Y en materia de salud ambos candidatos apuntan a acortar la brecha entre los pacientes con mayores o menores recursos y complementación de los sistemas público y privado.

De lo que la ciudadanía chilena está segura es que los extremismos amenazantes no tienen lugar en esta democracia, menos con un nuevo presidente, sea de derecha o de izquierda. El funcionamiento de un Parlamento empatado en representantes garantiza el Estado de derecho y anula cualquier desviación ideológica.