Con un primer tiempo repleto de emociones y un complemento más "relajado", Racing y Paranaense de Brasil protagonizaron anoche un emotivo partido en el Bicentenario de Pocito.
Luego del 2-2 durante los 90", la definición llegó mediante los penales y en ese momento el más certero resultó la Academia por 5-4. La gran labor del arquero Javier García fue clave con los cuatro penales que atajó el ex Boca, en un cierre de noche muy emotivo.
Una media hora inicial frenética tuvo el partido. Como ambos queriendo demostrar lo que son capaces de hacer en este incipiente 2020. Es que en apenas 4", la Academia ya tuvo el primer grito en el ciclo Beccacece: tras una mala salida del arquero brasileño, Santos, el emblema de Racing, Lisandro López, estrelló su remate en el palo y en el rebote facturó una de las figuras del equipo el año pasado: Matías Rojas. Pero la alegría duró poco ya que a los 10" estampó la igualdad Guillherme Bissoli, tras un flojo rebote que brindó el arquero Gabriel Arias ante un disparo de Carlos Eduardo. Un arranque a pura emoción para los 5 mil hinchas que estuvieron en Pocito.
A los 20" continuó la lluvia de goles con el grito del flamante refuerzo, Héctor Fértoli, quien de zurda puso en ventaja a su equipo. Pero nuevamente Paranaense reaccionó muy rápido y a los 27" Marcos Gabriel deleitó a todos en el Bicentenario con un tiro libre exquisito de zurda que se coló en el ángulo derecho de Arias para el 2-2.
En el complemento, claramente la intensidad del juego bajó. Los dos equipos, en plena etapa de pretemporada, sintieron el esfuerzo y por eso las imprecisiones tomaron un rol protagónico. Fue así como salvo un remate de media distancia del ingresado Darío Cvitanich no hubieron mayores jugadas de riesgo sobre el arco de Paranaense. En el equipo brasileño se dio el ingreso del volante histórico argentino, Luis González.
De cerca
Junto al plantel de Racing estuvo anoche uno de los últimos ídolos del club y actual mánager, Diego Milito. El Principito se ubicó en uno de los palcos del Bicentenario para observar de cerca el primer partido de la era Beccacece.