Similar. Unas ojotas en los puestos cercanos a la playa pueden costar desde 5 euros, unos 250 pesos argentinos.

 

Verano pleno en las costas del Mar Mediterráneo. Acá, en la bella y coqueta localidad costera de Comarruga de Vendrell, perteneciente a la provincia de Tarragona. En suelo completamente catalán. Con las playas con más niños y personas en edad jubilatoria que otra cosa.

Igual Comarruga se mueve al ritmo de cualquier playa que da al Mediterráneo. Con las mismas costumbres. Con los mismos pensamientos. Con idénticos gustos. Y también con los mismos precios.

Sin mucha vida nocturna, ya que apenas funcionan algunas confiterías pasadas las once de la noche, esta localidad tiene, como todas, una zona semi-comercial y otra invadida por los vendedores ambulantes. Que, como ya es común para los sanjuaninos, dominan los vendedores de África (la mayoría proveniente de Senegal y Mozambique) y, como es común por estas tierras, también los marroquíes. Por supuesto, lo que ellos venden es de menor precio pero también de menor calidad.

Para los que conocen de vida de playa, las ojotas son un elemento vital. Pues bien, unas ojotas de buena calidad en un negocio de la zona cuesta entre cinco y ocho euros, esto es entre 250 y 400 pesos argentinos. Es decir que prácticamente están en el mismo precio que se comercializa en nuestro país.

Otro ejemplo. Una gorrita que generalmente usan los chiquilines y los jóvenes tiene un valor de tres a nueve euros, dependiendo de la calidad. Esto es "traducido" a los pesos argentinos, entre $150 y $450. También está en relación a los valores que se manejan en la Argentina.

Asimismo, a orillas de la avenida principal costera están los africanos tanto de Senegal y Mozambique como los de Marruecos. Ellos venden de todo pero los "muestrarios" con mayor número de productos son las zapatillas. Un par de "imitación" de las marcas Adidas o Nike cuesta entre diez y veinticinco euros, es decir entre 500 y 1.250 pesos argentinos. Justo esas mismas zapatillas en el comercio normal están a unos 70 euros, es decir unos 3.500 pesos argentinos.

Y en los negocios costeros, donde hay de todo, se puede encontrar una malla para hombres a unos ocho euros (400 pesos argentinos) o una tasa para el café con leche a tres euros (150 pesos). Y ni que hablar de los souvenires, que hay de todo tipo y de cualquier motivo. 

El más barato puede costar dos euros (100 pesos) mientras que hay otros que trepan a los ciento cincuenta euros (unos 7.500 pesos argentinos).

Puede que haya diferencias entre los precios de una ciudad costera de España a una de la Argentina, pero estas son ínfimas.