Los trascendidos sobre modificaciones en el gabinete del gobernador Sergio Uñac se habían acentuado. Y estaba instalada la versión de la partida del ministro de Salud, Cástor Sánchez Hidalgo, cosa que se materializó ayer. De acuerdo a lo que él mismo emitió en un comunicado, renunció por razones personales. De hecho, en la mañana reunió a funcionarios de la cartera y les dijo que se iba porque la función le estaba afectando su vida familiar y profesional (ya que seguía ejerciendo como médico), revelaron fuentes calificadas. Es más, en la entrevista que Uñac le dio el sábado a este medio, había señalado que tenía que conversar con él y que “si evalúa oportuno poder continuar, lo vamos a hacer de esa manera”. Todas esas señales marcaron el camino de salida del ahora extitular de la cartera sanitaria, el cual es distinto al que señalaba cierta disconformidad sobre el manejo administrativo que tenía sobre la repartición.
Con la dimisión de Sánchez Hidalgo, Salud es el ministerio que más cambios ha enfrentado en los dos años de gestión uñaquista. Y las modificaciones encima han sido en los cargos de mayor peso. En mayo de 2016 se había ido el secretario Técnico, Oscar Marconi, y Elio Azerrad de la Coordinación de Hospitales. En abril de este año renunció el secretario Administrativo Financiero, Carlos Tinto. Es decir, el número dos y tres, que fueron reemplazados por Roberto Correa y Guillermo Benelbaz respectivamente.
El Gobernador le había reconocido al ahora exministro el lanzamiento y la aplicación del plan nutricional Mis primeros 1.000 días, inédito en el país, con el que se dota de alimentos a las madres embarazadas sin obra social y a sus bebés. Pero al ser consultado sobre su continuidad, había manifestado que, luego de una pequeña licencia de su colaborador, debía dialogar con él para ver si quería seguir. Sánchez Hidalgo decidió dar un paso al costado y adujo “razones de índole personales, no atinentes a la función pública” a través de un comunicado, ya que no atendió los llamados de este medio. En el Ejecutivo expresaron que, por un lado, tiene un familiar enfermo y que, por otro, siguió ejerciendo su especialidad en otorrinolaringología. Los datos coinciden con lo que les dijo a los miembros de la cartera, en cuanto a que su tarea en la gestión le estaba quitando tiempo a sus facetas particulares.
En el texto que se difundió, Sánchez Hidalgo resaltó que “humildemente reconozco que en los dos años de intensa gestión se han logrado metas que parecían inalcanzables, cumpliendo así una importante etapa de transformación en beneficio de la salud de todos los sanjuaninos”. Y agregó que “se han dejado plantadas bases sanitarias sólidas para la continuidad de este gran proyecto político de salud”.
Durante su administración, llevó una cierta armonía con el combativo Sindicato Médico. Desde el ministerio se hicieron eco a reclamos que venían efectuando los profesionales de la salud desde años, como la distribución del recupero de obras sociales entre los trabajadores de los hospitales Rawson y Marcial Quiroga y la estabilidad para todos aquellos que venían siendo interinos en el ámbito de Salud Pública, entre otros.
En su gestión enfrentó el escándalo que estalló en agosto pasado por la sustracción de aparatología y equipos del hospital Rawson que aparecieron en la clínica Santa Clara y otras privadas. En su vínculo con sus subalternos, mantuvo diferencias de trabajo con Marconi, ex secretario Técnico, que llevaron a que este decidiera alejarse, recordaban las fuentes.
Por otro lado, se habló de que en realidad fue desplazado por que había cierto descontento por el manejo administrativo, lo que fue negado desde el Ejecutivo, desde donde remarcaron todos los fundamentos personales que rodearon su renuncia.
El alejamiento obliga a la gestión uñaquista a buscar el reemplazante. Si bien ayer circularon nombres, en el Gobierno los bajaron y señalaron que su definición no está cerca. Mientras tanto, los dos secretarios, Correa y Benelbaz, continuarán con la tarea diaria y, de acuerdo a la ley de ministerios, la firma final estará en manos de otro ministro del gabinete, hasta que Uñac designe al próximo titular.
Asunciones con un claro tono peronista
En la sala Rogelio Cerdera de Casa de Gobierno no cabía ni un alfiler. Y los presentes no pararon de aplaudir y festejar las asunciones en el Ministerio de Desarrollo Humano. Fue un acto institucional, pero con un claro toque peronista, en el que los militantes mostraron su respaldo a los funcionarios y el gobernador Sergio Uñac dio un marcado discurso sobre la función social de la repartición hacia los más vulnerables, una premisa de la esencia justicialista.
Armando Sánchez (foto) tomó las riendas del ministerio. El funcionario viene de Pocito, donde fue concejal y trabajó junto al entonces intendente Uñac en la Dirección de Acción Social. Su ascenso se da luego de que su predecesor, Walberto Allende, fuera electo diputado nacional. Sánchez venía ocupando el cargo de secretario de Promoción Social, una especie de viceministro, y al ascender, su lugar ya es ocupado por Lucio González, quien se venía desempeñando como director de Emergencia Social. El joven santaluceño, presidente de la Junta departamental, fue el más aplaudido y contó con el apoyo de la Juventud Peronista. En su puesto asumió Mirta Ormeño, quien tuvo el respaldo de los simpatizantes de Concepción. La mujer es presidenta de la Junta y el Gobernador resaltó su compromiso con la causa, ya que es una militante hace 27 años y desempeñó un cargo por tan solo seis meses.
En medio de las muestras de afecto, saludos y aplausos, Uñac valoró y elogió la tarea de Allende y de los flamantes funcionarios, sin dejar de resaltar la importancia de la cartera en los más carenciados, lo que se vio reflejado en las urnas.