El Papa asiste a la celebración de la Pasión de Cristo en el Vaticano. En Viernes Santo, cuando los católicos conmemoran el calvario y muerte de Jesús de Nazaret, Francisco preside la celebración de la Pasión en la basílica de San Pedro, cuando tradicionalmente medita completamente tumbado ante la tumba del apóstol.
Se trata del único día del calendario litúrgico en el que no se celebra misa y, por eso, el pontífice y su clero se limitarán a escuchar y reflexionar la homilía del predicador vaticano, el cardenal y fraile capuchino Raniero Cantalamessa.
Ya por la noche romana, el Papa presidirá el Vía Crucis en el Coliseo, símbolo de la persecución de los primeros cristianos, un rito suspendido por la pandemia y que este año transcurrirá con la guerra en Ucrania como preocupante telón de fondo.
Francisco no oculta sus desvelos por este conflicto e incluso está pensando en hacer un viaje a Kiev y, para lanzar un mensaje de reconciliación, se ha propuesto que la cruz, en una parte de su recorrido, fuera llevada por una familia ucraniana y otra rusa.
El Sábado Santo, el Papa presidirá la Vigilia Pascual, en la que se espera la resurrección de Cristo, bautizando y confirmando a algunos adultos, y el día siguiente se llegará a la Pascua, cuando impartirá la tradicional bendición Urbi et Orbi, a Roma y el mundo.
Un acto que el Papa, asomado a la logia central de la basílica vaticana, aprovecha para repasar los principales conflictos y tensiones del planeta.
(Con información de EFE)
