Tres delincuentes encapuchados y fuertemente armados asaltaron a una humilde familia en su casa de Santa Lucía y escaparon con todo el dinero que tenían. El hecho ocurrió anoche, sobre las 23.30 en una vivienda ubicada en la calle Benavídez, al Oeste de Balcarce.
En ese lugar vive Carlos Gordillo (47) junto a su madre, la jubilada Matilde Manrique (64). Además se está quedando con ellos Yolanda Gordillo (68), tía de Carlos y cuñada de Matilde, que es porteña pero que por la pandemia no puede volver a su provincia. Otras tres personas padecieron a los delincuentes: Andrea Gordillo (33), su pareja Sebastián Domínguez (38) y su hijo de 7 años. Andrea vive con su familia en otra casa, pero está casi pegada a la de su hermano Carlos y siempre se cruzan a comer o a conversar, dijeron.
Los ladrones al parecer se colaron por un descampado que colinda con la vivienda, luego le dieron un culatazo a una ventana que está pegada a la puerta principal y consiguieron abrirla. En la cocina estaba Matilde con su hija, su yerno y su nietito. "Yo empujaba la puerta para que no entraran, pero uno rompió el vidrio y se metieron. Uno tenía un arma corta, otro algo largo como una escopeta y el tercero un machete, y estaban encapuchados", dijo Matilde.
Carlos trabaja para una empresa de seguridad privada y a esa hora estaba durmiendo, pero los gritos lo despertaron. "Pensé que estaba discutiendo mi hermana con mi cuñado, pero cuando salí de la pieza me los topé, uno me pegó una patada, me tiraron al piso y me encañonaron", relató el hombre.
Mientras, otro de los sujetos en la cocina apuntaba con el arma al resto de la familia, incluido al pequeño de 7 años, a quien utilizaron de gancho para amenazar a los otros. "A mi ahijadito le pusieron un mantel en la cabeza y le pasaban el machete por el cuello", contó Carlos, que fue el encargado de mostrar al equipo de este diario lo desordenadas que quedaron las habitaciones: "Destrozaron todo, sacaron todo de los roperos, no se salvó ni un cajón, tiraron todo".
Los ladrones iban en busca de dinero. "Nos decían ‘plata, plata, queremos plata, dónde la tienen, ustedes tienen plata porque si tienen manso auto es porque tienen plata, trabajan bien’. Nosotros les decíamos que somos gente pobre", expresó Carlos, que tuvo que explicarle a los malvivientes que en su trabajo no le dan armas, pues eso creyeron los sujetos cuando vieron su uniforme colgado en la habitación.
Punto aparte merece lo que vivió Yolanda, la señora de 68 años que es de Buenos Aires. Ella estaba acostada cuando irrumpieron los ladrones, pero la levantaron y la llevaron en camisón y descalza a la cocina. "Se me subió mucho la presión. Menos mal que me dejaron ponerme la insulina, les pedí permiso porque me estaba descomponiendo", dijo la anciana. Y luego no pudo contener el llanto: "Me llevaron la platita que había cobrado, lo de la jubilación. En un sobre tenía $3.500 y también me sacaron todo lo que tenía en la billetera, como $500. Con eso me las arreglaba". Su cuñada Matilde la interrumpió para contar que cuando ella mira la tele le cambia los canales para que no se ponga mal por el nivel de violencia que hay en los hechos de inseguridad en el país. "Y nos pasa ésto a nosotros", lanzó.
Matilde dijo y su familia coincidió en que hubiese sido mucho peor si en la casa hubiese estado su padre, quien falleció el 6 de abril pasado tras una larga agonía producto del EPOC. "Le agradezco que él no estaba, porque hubiese sido peor. Se nos hubiese muerto ahí del susto, del miedo, de una crisis… se le hubiese cortado el oxígeno", sostuvo la mujer, con los ojos llorosos.
Lo concreto es que los delincuentes en total se alzaron con unos $65.000: a Carlos le llevaron $40.000 que esa misma mañana había cobrado de su trabajo, a su hermana Andrea $20.000 que tenía en la cartera (se los habían prestado), los $4.000 de Yolanda y unos $1.000 de Matilde. También escaparon con una tablet, 5 celulares y un reloj.
Antes de marcharse, encerraron a los 6 en la despensa, a Carlos le ataron las manos con el cable de un alargue y trabaron a la puerta.
Antes de que terminara la nota, Yolanda suplicó seguridad. "A nosotros nos tendrían que venir a custodiar, aunque sea unos días. Nosotros somos viejos. Nos decían ‘nos nos miren, no nos miren, queremos la plata’. Yo no me puedo comunicar con su familia, nos llevaron los celulares. Que vengan a cuidarnos por favor, aunque sea unas tres noches", cerró la anciana, mientras se limpiaba los ojos con un pañuelo.
Otro asalto ¿de la misma banda?
Minutos antes del golpe a la familia santaluceña, se registró otro asalto en una casa de El Mogote, Chimbas, ubicada en inmediaciones de Rodríguez y Oratorio. Allí se llevaron unos $900 y tres celulares. Según fuentes policiales, ese asalto fue perpetrado por 5 delincuentes, pero al parecer al otro fueron solamente tres de ellos. Todo indica que fueron los mismos, teniendo en cuenta la descripción de las víctimas.
Investiga la seccional 17ma, la 29na e investigadores de la Central de Policía.