“Accidental”. Así calificaron en la Policía la muerte de Luciano Icazati, pues según otros menores se ahogó al intentar rescatar su gorra. Así descartaron que hubiera sido víctima de un hecho violento.

 

Cerca de la 1 de ayer, los policías de la Seccional 34ta. que dirige el subcomisario Roque Núñez, pusieron fin al misterio y a las múltiples versiones que circulaban sobre la causa de la caída al caudaloso Canal Céspedes de Luciano Icazati, el chico de 14 años que el domingo en la tarde fue encontrado muerto en las rejas para la basura de la usina Nº1 de la Electrometalúrgica Andina, en La Bebida, Rivadavia.

Según fuentes policiales, ayer en la madrugada los uniformados terminaron de tomar los testimonios claves de otros tres chicos de la misma edad que la víctima, que se bañaban con él y aseguraron que el jovencito falleció al intentar rescatar su gorra. La autopsia -agregaron- reveló que se ahogó y no tenía signos de violencia propios de un ataque.

Icazati era el menor de cuatro hermanos y vivía con sus padres detrás de la cancha del Club Sportivo Rivadavia, en el Lote Hogar 20, de La Bebida.

La versión de los menores que fueron a declarar acompañados por sus padres, es que se habían juntado en la Villa Yornet y que de ahí se fueron a bañarse al Canal Céspedes, unos metros al Sur del cruce con 9 de Julio. Según voceros policiales, los menores describieron que se arrojaban al agua y más adelante se tomaban de un cable atravesado en el canal, y salían por una escalera construida por Hidráulica en una de las paredes del cauce.

Alrededor de las 5 del domingo repitieron esa maniobra, divirtiéndose, hasta que a Luciano se le cayó la gorra y en su afán por querer rescatarla fue arrastrado por la fuerte corriente y no pudo aferrarse del cable para salir. Ahí los otros chicos intentaron salvarlo, hasta que hundió y no lo volvieron más vivo. Lo sacaron muerto a las 19,20.