Todavía reciente la reacción que provocó el anuncio de la reforma educativa en la escuela secundaria de Capital Federal, la inquietud promueve el análisis. El cambio comienza el año que viene en pocas escuelas, pero está decidido que al año siguiente se extienda. La escuela media atraviesa una etapa difícil, en los últimos tiempos los cambios han sido frecuentes. Se han ensayado estructuras que han incluido programas, metodologías, evaluación; los resultados no aparecen y se añora otro tiempo de la educación argentina; es cierto que es otro tiempo, que ahora han aparecido situaciones diversas, ante ellas parece que no se acierta con los medios para enfrentarlas. Una línea de investigación sería buscar aspectos que no hubieran sido abordados en otras reformas, al menos con buenos resultados.
¿Cuál es el problema que se quiere solucionar y desde qué base teórica? El alumno no aprende, ante eso se aplican, al menos se proponen, variantes metodológicas, algunas han sido propuestas antes. A principios del siglo XX apareció lo que se llamó Educación Nueva o Escuela Activa, frente a la educación tradicional significó postular los intereses del alumno como motor del aprendizaje, pudo entenderse que el esfuerzo por aprender se debilitara ante el interés.
Se interpreta la escuela nueva asociada a la creencia de que se aprende en la resolución de problemas. Esas diferencias consideradas en forma aislada pueden derivar en prolongados debates.
Hay temas en el núcleo de la fundamentación de la educación que no pueden soslayarse, que ayudarían si se los incluye en el debate, como definir con claridad la diferencia o complementación entre enseñar y educar.
En las últimas décadas el país vive crisis, no solo económica, es también de valores, eso la escuela no puede ignorarlo. En la educación se puede anticipar de alguna manera el futuro. El planteo de una reforma debe incluir eso, cómo trasmitir valores de modo que se vean la honestidad, la lealtad; que la decencia hace mejor a la persona y siendo la persona mejor, puede ser mejor trabajador, profesional, maestro. Además se ha señalado dificultad para enseñar a un alumno no educado, podría ser ante el esfuerzo razonable como medio para crecer en la educación.
Educación en valores. Cuando se educa hay interacción entre el que enseña y el que aprende, se generan vínculos que perduran después de la escuela, cuando ha quedado huellas de lo que significó trasmitir valores y eso ayudó a encontrarse a sí mismo. Aun sin la intención expresa de educar la actitud del maestro ante normas de conducta influye; es necesario que se vea en acciones lo que se enseña, que el ejemplo acompañe la enseñanza. Eso no sólo en la escuela, el rol de la familia es básico, pero la escuela participa. Con o sin intención, lo que se dice y hace en el ámbito familiar y áulico, puede influir en el niño y el adolescente; la discusión tendría que orientarse a que la influencia sea favorable a la educación, a la formación de buenos hábitos, de modos de conducta que conduzcan al bien. Si la reforma escolar se limita a la instrucción para ingresar al mundo laboral, queda sin atender un aspecto fundamental para entender al ser humano.
