Dos. Las semanas que llevan practicando los jugadores del seleccionado mayor en Portugal, bajo el mando de José Luis Páez.

 

La previa al Mundial está a pleno. Los juveniles del Sub-19 y Las Águilas se movieron a full en Coma-ruga, el poblado donde tienen el búnker que está cerca de Barcelona. Los varones mayores siguen con sus prácticas en Portugal, donde hoy cumplen su segunda semana de trabajo. Lo cierto es que todos tienen en la mente una sola cosa: Estar bien para el debut en los Roller Games Barcelona 2019. El hockey sobre patines argentino trabaja a conciencia en tierras europeas. Todos son conscientes que la máxima cita ecuménica puede deparar sorpresas. Por eso ninguno cae en especulaciones. Saben que deben trabajar al máximo para llegar de la mejor manera. A los chicos del Sub-19 les queda menos tiempo, porque debutan esta misma semana. A Las Águilas y a los mayores aún otra semana más. Aunque las exigencias en todos los casos son las mismas.

Ayer, en una jornada más fresca de lo pensado, tanto el Sub-19 como Las Águilas tuvieron un día dividido en dos. Es que los movimientos de la mañana fueron livianos. Apenas ejercicios descontracturantes para alivianar el movimiento que hicieron antenoche en la cancha del Cerdanyola. Y por la tarde ambos planteles volvieron a ponerse en los patines para realizar movimientos tácticos. Esta vez fue en la cancha del Cornella, un club que queda en Barcelona y al cual nuevamente se tuvieron que trasladar en distintos automóviles. Son casi 100 kilómetros de distancia.

 

Toman ritmo. Los juveniles Sub-19 siguen practicando en Coma-ruga, cerca de Barcelona.

 

Los juveniles fueron los primeros en tener actividad y luego llegó el turno de las mujeres. Por ese motivo, las chicas llegaron de regreso cuando les cerraba el comedor para cenar en Coma-ruga. A todos se les notaba el cansancio en el rostro. Por eso luego de cenar inmediatamente se fueron a sus habitaciones para descansar y encarar hoy un nuevo día de prácticas.

Por otro lado, los varones mayores cumplieron otra agotadora jornada de doble turno en Portugal. Siempre trabajando en el club Benfica, los dirigidos por el "Negro" José Luis Páez pasaron por el gimnasio en turno matutino, mientras que por la tarde tuvieron cancha.

Sobre los patines, los jugadores argentinos realizaron trabajos de definición, pensando en el aspecto ofensivo a utilizar en competencia. Además afirmaron lo realizado antes en lo que se refiere a la defensa. El técnico aclaró que no hay lesionados, todo eso porque el trabajo se aliviana cuando se observa en cansancio en algunos.

 

Invasión marroquí

Por todos lados. Es común ver en las calles de Barcelona a cientos de marroquíes que se encuentran radicados.

 

Están por todos lados. Directamente son parte de la comunidad. Tal vez a nosotros, los argentinos, nos llame la atención ver tantas mujeres con turbantes y algún que otro hombre vestido como lo hacen ellos, los marroquíes. Esto es con otros "trapos" que tapan su cuerpo. Lo primero que se nos viene a la mente es decir, "mirá estos turcos, son raros no?" Pero en realidad no son turcos, como uno de ellos aclaró. Simplemente son musulmanes y en la mayoría de los casos visten en forma similar.

Acá, en territorio catalán, los que abundan son los marroquíes. Sus rasgos, al margen de su vestimenta, son bien marcados. Se distinguen del común del ciudadano español. Es común ver a los varones trabajando en algo. Atienden negocios (en algunos casos son los dueños) o venden ropa o calzado en la calle. Tal vez ninguno esté relacionado con el trabajo comunal, pero son aceptados completamente por la sociedad.

Son callados. Hasta se ven fríos. No hablan si uno no les pregunta algo. Y siempre están a la defensiva. Las mujeres, le huyen a las fotos, por ejemplo. Irina (no quiso decir su apellido), una marroquí que hace más de un año está acá, en Coma-ruga, habló en su español limitado y contó algunas cosas mientras veía los fuegos artificiales del día de San Juan y se comunicaba con un pariente por teléfono. "Vivimos bien. Mi padre tiene trabajo y somos varios hermanos. Pero a veces sentimos que estamos en un lugar que no es nuestro. No nos gusta que nos saquen fotos porque no sabemos para qué son. Ustedes parecen buenos y dicen que son argentinos. Se nota que no son españoles y su pedido lo entiendo. Pero no sabemos si nos vigilan de acá, o si lo hacen desde Marruecos. Nuestra vida es difícil pero hay que pensar en el futuro de los pequeños y bajar la cabeza ante cosas que no nos gustan", aclaró Irina.

Los marroquíes suelen trabajar en la cosecha.

La historia de Wasim Javen es distinta. Gerente y dueño de un local de accesorios de teléfono en la ciudad de Vendrell (a 4 minutos en tren de Coma-ruga) trabaja con uno de sus hijos en el local y ahí parece ser punto de reunión de todos sus connacionales. Al menos van todos a cargar sus teléfonos móviles o bien comprarlos.

Vendrell es la ciudad donde más marroquíes hay en España. Es más hay dos grandes barrios en el que todos son de ese país. Vienen para la vendimia la mayoría. Algunos son trabajadores en relación de dependencia, otros están en negro.