La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es la tercera causa de muerte a nivel mundial. Se trata de una patología crónica relacionada a la inhalación de humo de combustión, siendo el principal factor de riesgo el tabaquismo, y se estima que causa anualmente más de 3 millones de muertes, según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Es una enfermedad progresiva de inicio lento, por lo que los primeros síntomas suelen ser solapados. El principal es la falta de aire o disnea ante esfuerzos, pero también se manifiesta con tos y expectoración crónica. Esto se debe a la inflamación de la vía aérea, producto de la exposición prolongada a partículas dañinas inhaladas. El diagnóstico se hace con la realización de una espirometría.

Según EPOCAR, un estudio epidemiológico organizado por la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria en colaboración con el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias -INER- Emilio Coni, ya en 2014 un 14.5% de la población tenía EPOC y un 75% de quienes la padecían no estaban diagnosticados. Por lo tanto, nos enfrentamos a una enfermedad con alta prevalencia y alta tasa de subdiagnóstico.

El manejo de la enfermedad y el impacto en la vida del paciente dependerán del grado de severidad al momento del diagnóstico, que estará determinado por la espirometría, los síntomas y la frecuencia de “crisis” o exacerbaciones, así como de las medidas terapéuticas que se logren implementar. Es por ello que la principal estrategia es evitar la exposición a los factores de riesgo, como cesación tabáquica, evitar exposición a humos y gases tóxicos en ciertos ambientes laborales, y el diagnóstico precoz.

Cada año se elige un lema para la campaña, haciendo hincapié de esa manera en algún aspecto particular del gran espectro de características de la enfermedad o los pacientes. En 2021, el día mundial de la EPOC se conmemora el miércoles 17 de noviembre bajo el lema “Pulmones sanos, más importante que nunca”, debido al contexto pandémico.

¿Qué pasa con los pacientes post COVID?
En este contexto de alta prevalencia y subdiagnóstico, se presenta la pandemia por COVID-19. Este escenario produjo especial preocupación por las personas que padecen enfermedades respiratorias crónicas, entendiendo esta circunstancia como predisponente para una peor evolución.

Con el tiempo transcurrido se plantean también nuevos escenarios, la mayoría de los pacientes se ha recuperado de la infección por coronavirus, y el número de personas en la etapa llamada “post COVID-19” va aumentando. Si el paciente post COVID tiene síntomas de predominio respiratorio deberá realizarse una espirometría y una TAC de tórax.

A través de la realización de este último estudio, se puede comprobar que el padecimiento de una enfermedad viral aguda respiratoria puede ser el desencadenante de una exacerbación o crisis de la EPOC; además de detectar ésta y otras patologías no conocidas por el portador.

En el caso de los pacientes con EPOC que sufren COVID-19, no existe evidencia suficiente aún como para estandarizar la forma de realizar el seguimiento. De todas formas, queda clara la necesidad de controles médicos a mediano y largo plazo con su neumonólogo para establecer un plan de seguimiento.

La recuperación incluye el momento oportuno para realizar rehabilitación pulmonar, actividad física programada y sistemática, continuar y ajustar el tratamiento habitual inhalado, así como la cesación de tabaquismo en aquellos que aún continúan fumando.

Asesoraron: Dr. Walter Mattarucco (MN 80161) y Dr. Manuel Ibarrola (MN 126554), Coordinador y Vocal de la Sección Inmunología y Enfermedades Obstructivas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.