A Galileo‘s Town ni siquiera lo consideraron para el remate previo a la carrera. Estaba tan fuera de los pronósticos, que en las apuestas pagaba 25 a 1. Pero el caballo perteneciente a Horacio Muñoz (54) sorprendió a todos y se impuso en el Gran Premio Vicente Dupuy, en el hipódromo de La Punta, San Luis, considerado el clásico más importante del interior del país y el tercero en Argentina por el monto de sus premios. Y es que con su victoria por sobre algunos de los caballos más destacados de Argentina, el pura sangre le hizo ganar a Muñoz el premio mayor: nada menos que $1.000.000. “Todavía no caemos. Es una alegría inmensa”, confesó Muñoz, quien es vecino de Tudcum, Iglesia.
Muñoz siempre fue fanático de los caballos, pero el dinero nunca le alcanzó para tener uno. Dueño de un almacén en Tudcum junto a su esposa, con el boom minero logró crear una empresa de mantenimiento integral y movimiento de suelos y se convirtió en proveedor de Veladero.
“Empezamos a meternos en las cuadreras (competencias de corta distancia) en Iglesia y ya después nos animamos a correr en el hipódromo de Rivadavia. Fue hace como tres años que ganamos nuestro primer premio, $7.000 y con el caballo de mi hijo. Fue en una prueba preliminar, de 500 metros, del Gran Premio Sarmiento”, recordó Horacio.
Pero el hombre, apasionado como pocos por los caballos, quería dar el salto y empezó a averiguar por animales para competir en distancias largas y, por qué no, animarse a algún clásico grande.
“Compramos un caballo y anduvo bien en algunas carreras de San Luis y Mendoza, pero yo quería un caballo de turf, que corriera los 2.400 metros. Un día me llamó Oscar Rébora, sanjuanino radicado en La Plata, que cuida mis caballos, y me habló de Galileo‘s Town”, dijo Muñoz.
Fue así que el año pasado compró al pura sangre y lo trabajaron para que cambiara su forma de correr y se adaptara a distancias más largas. “Nos fuimos 15 días antes a La Punta, para adaptarnos. La pista del hipódromo es muy buena, pero bastante exigente. Mientras tanto, también lo hicimos correr con un exganador del Dupuy y a Galileo lo veíamos muy bien, le teníamos mucha fe. Eso sí, nadie daba un peso por él”, dijo Horacio, papá de Leonor y de Exequiel, además de abuelo de Francis y Matilda.
De todos modos, antes de la carrera, Horacio y su familia se sacaron fotos con los grandes jockeys argentinos y los caballos que iban a montar, todos rivales para el Gran Premio. “Es como entrar a una cancha a jugar un partido de fútbol y tener enfrente a los mejores jugadores del país. Estábamos felices de poder estar ahí, midiéndonos contra ellos”, graficó el iglesiano.
Luego, Galileo‘s Town hizo una carrera perfecta. Ganó prácticamente de punta a punta y al disco lo cruzó con más de un cuerpo de distancia sobre el segundo, Lunavión. “Fue una alegría inmensa. Nos abrazábamos, gritábamos. Ni en nuestros mejores sueños, cuando atendíamos el almacén, pensábamos que podía pasarnos esto”, dijo el dueño del caballo del millón.