Bety Zamora tiene 45 años y hace 20 que se desempeña como enfermera asistencial en Hemodiálisis. Pero, en los últimos tiempos combina esta profesión con el arte. Les canta y cuenta chistes a los pacientes para superar su propio estrés y para devolverles un poco de alegría. Además se convirtió
en la organizadora de fiestas temáticas en el Servicio de Hemodiálisis. Pero eso no es todo. Su calidad artística y su entusiasmo traspasaron los límites del Hospital y hoy brinda un show de canto y humor en parrilladas y eventos privados.
A Bety siempre la caracterizó el buen humor y el positivismo, pero las horas de trabajo y el diagnóstico de una enfermedad autoinmune comenzaron a estresarla. Y llegó a un punto límite cuando murieron, una tras otras, tres pacientes de 19 años, que se dializaban. "Fue un golpe muy duro porque me imaginaba que podían ser mis hijos. Ahí comencé a padecer el estrés. Todos los días salía llorando del trabajo. Y decidí cambiar de actitud", dijo la licenciada en Enfermería.
Por recomendación de una psicóloga, Bety comenzó a cantar, algo que siempre soñó. Y notó el cambio no bien comenzó con las clases de canto. "Me sentí viva de nuevo y quise transmitir ese mensaje, aunque no tenía público para cantarle porque no tenía ni vida social. Mi vida transcurría entre el trabajo y mi casa. Así que comencé a cantarles a mis pacientes. Es algo que nos ayudó a todos. A ellos les sirve a sobrellevar mejor las 4 horas de diálisis y a mí para combatir el estrés", sostuvo la mujer.
Bety no se conformó sólo con el canto. También se capacitó con una humorista chilena para alegrar a sus pacientes. Fue tal su éxito que ellos la comenzaron a contratar para sus fiestas familiares. Ahora también actúa en parrilladas y eventos privados. "Nunca pensé que iba a comenzar una vida artística como la que tengo hoy y con tanta cosas buenas cosechadas. Un día un paciente me pidió que le cantara una balada mexicana, pero le dije que me faltaba el sombrero de mariachi. Al día siguiente, Antonio Gómez, el de las paellas que también era mi paciente, me regaló uno original que le habían mandado unos amigos de México. Eso fue el día anterior a que falleciera, dijo Bety.