Conmebol dio marcha atrás y, pese a que la semana pasada había ratificado la ciudad de Santiago como sede de la gran final de la Copa Libertadores, entró en razón. Más vale tarde que nunca. Por el grave estallido social que atraviesa, Chile no está preparado para albergar el partido entre River y Flamengo, que finalmente se jugará en el estadio Monumental de Lima, Perú, el próximo sábado 23. A contrarreloj, comienzan días clave para mudar la organización.
Los presidentes de River y de Flamengo se reunieron este martes en Asunción por invitación de la Conmebol para "revisar los aspectos" de la final de la Libertadores. Tras más de cuatro horas y de un cuarto intermedio, decidieron todos el cambio de escenario.
Participaron de la reunión privada, además, autoridades de las asociaciones de fútbol de Brasil, Argentina y Chile. "CONMEBOL ha invitado a los presidentes de los clubes finalistas de la Libertadores, a los presidentes de las asociaciones de Argentina, Brasil y Chile, a una reunión el martes 5 de noviembre, con el objetivo de revisar todos los aspectos de la organización de la Final Única", había anunciado el lunes en un comunicado la máxima autoridad del fútbol sudamericano. Desde entonces, se adivinaba el cambio de sede.
La semana pasada, el Gobierno chileno ratificó su voluntad de que la final de la Copa Libertadores se dispute el 23 de noviembre en Santiago, pese a la crisis política y social que vive el país desde hace más de dos semanas. La nueva ministra de Deportes, Cecilia Pérez, dijo entonces que le transmitió al presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, la "firme voluntad y compromiso" del Gobierno para que el duelo entre el River y el Flamengo se realice en el Estadio Nacional de la capital, algo que quedó descartado.
La cancelación de las cumbres del APEC y la COP25 anunciada la semana pasada por el presidente chileno, Sebastián Piñera, debido a las protestas había sembrado dudas sobre la realización de la final de la Copa Libertadores 2019.Además, la inestabilidad social provocó que la Conmebol suspendiera unos días atrás la Copa América de Fútbol Sala que debía celebrarse en la ciudad chilena de Los Ángeles entre el 23 y el 30 de octubre.
Un final anunciado para un partido que, pese a los intentos de Conmebol, siempre estuvo lejos de Chile.