"Bailar zumba, jugar al fútbol… aquí hay que hacer de todo para promocionar la fiesta", dice entre risas, desde la Ciudad Jardín Rafael Araneda, conductor del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, la mayor fiesta musical de Chile, que esta noche inicia con una cena de gala y desde el lunes con los espectáculos y el concurso de canciones desde la famosa Quinta Vergara.
Como imagen de tres canales, Chilevision, TV Azteca y Nat Geo, Araneda ha logrado ser reconocido internacionalmente, más aún desde 2011 cuando asumió el rol de anfitrión de la gran fiesta chilena. En una charla con DIARIO DE CUYO, el presentador habla de su experiencia, anécdotas y su relación con el "Monstruo" como se conoce al exigente público del festival desde 1970, cuando empezaron a aplaudir o ignorar a los artistas sobre el escenario según fueran de su agrado o no.
Al festival de Viña del Mar asisten 15 mil personas cada noche, pero también es seguido ávidamente por televisión -por HTV y TNT para Latinoamérica-, y otras plataformas, sumando más de 150 millones de espectadores. Este año el Festival tendrá un costado solidario, porque se recaudarán fondos a beneficio de los chilenos damnificados a raíz de los incendios ocurridos hace algunas semanas.
-¿Qué significa para usted conducir Viña del Mar?
-Es muy motivante, porque el festival forma parte de los recuerdos del verano, de este momento agradable que nos toca de este lado del planeta, recuerdos que forman parte de la idiosincrasia de los chilenos desde hace 58 años, por lo tanto ser parte de esta tradición es para mí muy importante.
La Quinta Vergara es parte de nuestra identidad como Nación. Es la fiesta más importante que se hace en nuestro país, el festival más grande, donde los grandes artistas sienten que es un escenario diferente al de otros países, dado que el público es muy activo, baila, canta, premia, define las Gaviotas, el público es soberano. Yo he visto a los artistas más connotados nerviosos antes de ingresar a la Quinta Vergara.
-¿Y cómo es estar frente al "monstruo"?
-Es un público muy exigente, pero también muy cariñoso. Se le dice el "Monstruo", porque es un público duro con quienes no están a la altura de la circunstancias, pero también un publico muy cariñoso con quien es capaz de seducirlo. En ese sentido este monstruo ha crecido en el tiempo y forma parte de nuestra identidad.
Es emocionante, energizante, es estresante de a ratos, es una experiencia potente. Donde se vive una atmósfera especial, una energía especial. Hay que vivirlo, es altamente recomendable vivirlo.
-¿Le pasó sentir empatía con algún artista que no la pasaba bien?
-Sí, básicamente con comediantes, que no han sido bien recibidos, o que no han tenido la fortuna de establecer comunicación directa, de conectarse con el público. A veces no es el momento, nada más.
-Como conductor del Festival te convertiste en una celebridad, ¿cómo cambió eso tu vida?
Es una exposición diferente, la vitrina es total, es 24×7, pero a mí lejos de cambiarme, me hace más consciente del trabajo, más consciente de que tenemos que ser cada vez mejor como equipo.
– ¿Podría destacar un momento, algún artista que le gustó presentar?
-Recuerdo un lindo momento, cuando La Ley con Beto Cuevas tributó a Gustavo Cerati, ese día unos minutos antes Pedro Aznar le había brindado un homenaje también.
Los más grandes te los pintan como gente jodida, que a Luis Miguel no se lo puede mirar a los ojos y cosas así. No es así, son los mánagers o los que los rodean los jodidos. Me crucé con Rod Stewart, Eros Ramazzotti, Elton John.
Son muchos, infinidad de artistas. Hay momentos mágicos. El año pasado Lionel Richie venía de ser elegido persona del año en los Grammy, y llegó y dijo "sí, este escenario es extraordinario". "Esto es increíble", decía.
De hecho salió del escenario y en lugar de irse al camarín, se pidió una copa y se quedó ahí, mirando. Le gustó mucho la onda. Muchos americanos dirán "voy a Chile, ahí perdido", y se encuentran con esta "full producción" y un gran sonido e iluminación, los debe sorprender.
-¿Cómo es el trabajo con Carolina de Moras?
-Es una agrado trabajar con Carolina, ella viene por su cuarto festival, además yo hago con ella un programa diario en televisión, es mi señora televisiva. Ella y mi mujer lo dicen, "tú tienes dos mujeres" (risas). A ese nivel la confianza…
-¿Osea que su esposa no pide explicaciones con el tradicional beso entre conductores?
-No, no, nadie se ofende. Es una tradición que empezó con un beso en la mejilla, en la época en que eso sonrojaba, hoy te das un beso en la boca y nadie se sonroja. Es parte de la dinámica, el público dice juguemos un ratito. Así se los expliqué a mis hijos y ellos son los primeros en pedir el beso, desde la cuarta fila, mi mujer incluida.
-¿Te vez como conductor de Viña por muchos años?
– Por contrato, yo hago este y el que viene. Antes eran otras épocas, es distinto. Había menos rotación, había menos medios, no había competencia, no había redes sociales. Hay que meditarlo en su momento, con este equipo de producción voy, porque no es sólo estar al frente, sino quienes están también a tus espaldas.
Para agendar
El Festival de Viña del Mar comenzará el lunes 20, con la presentación de Los Fabulosos Cadillacs y Los Auténticos Decadentes; el martes, actuarán Sin Bandera y Camila. El miércoles 22 se presentará la española Isabel Pantoja y Río Roma.
El jueves 23 será el turno de los famosísimos Olivia Newton-John y Peter Cetera. El viernes 25 actuará Maluma y Américo; en tanto que el cierre será el sábado con J-Balvin, Marama & Rombai y Lali Espósito.
El festival se realiza en el Anfiteatro de la Quinta Vergara (calle Errázuriz 596) y las entradas pueden comprarse en www.puntoticket.com/festival-de-vina a un costo en rango variado que va aproximadamente 500 y 5.000 pesos argentinos el palco (22 mil y 220 mil pesos chilenos).