En acción. Tras el terremoto de 1944 los alumnos de la Escuela de Albañilería trabajaron en la reconstrucción de San Juan. Los alumnos construyeron escuelas y hasta barrios.

 

El terremoto de 1944 marcó un antes y un después en la historia de San Juan. Casi toda la ciudad quedó en ruinas y fue necesaria la reconstrucción de la provincia. "En esa época, San Juan no tenía técnicos de ningún tipo. Cuando se produjo el terremoto quedó en evidencia que no había una formación de profesionales para la construcción. Esa falencia se notó con la observación de las destrucciones y de las grietas. La falta de técnica es lo que llevó a que se destruyera el 90% de la construcción de San Juan", dijo Mariela Zappala, investigadora del Instituto de Historia Regional de la UNSJ. En este contexto, y en el marco de semejante necesidad, el 23 de octubre de 1946 nació la primera Escuela de Albañilería de San Juan, que tenía el objetivo de preparar a los jóvenes para que pudieran levantar definitivamente la ciudad, otra vez. Esa escuela, que fue una de las pioneras en la educación técnica local, hoy cumple 73 años y es popularmente conocida como ETOA (Escuela Técnica Obrero Argentino).

Según los especialistas, tras el terremoto de 1944 San Juan pasó por dos etapas de reconstrucción. La primera fue de emergencia y fue iniciada por el Ministerio de Obras Públicas de la Nación, con casillas. Luego comenzó la construcción efectiva. "Tras el terremoto se demandó mucho a la Nación la necesidad de que San Juan tuviera una escuela en la que se enseñara técnicas de construcción. Así nace esta escuela de albañilería", dijo Zappala. Según la normativa de ese momento las funciones de la escuela eran preparar a las personas que tenían un conocimiento previo y a la vez, iniciar en el oficio a los jóvenes, mayores de 14 años y menores de 22 años, que desearan obtener el título.

La escuela fue muy importante. Comenzó con dos turnos, mañana y tarde, y funcionó en un primer momento en el Tercer Barrio Obrero (actualmente Barrio Huazihul) y ahí, además de Albañilería, los alumnos aprendían Plomería y Carpintería. "Esta escuela formó parte del impulso que se le dio a la educación técnica. En San Juan ya se estaba dando desde la década del 30, pero se enfatizó durante la presidencia de Juan Domingo Perón. En San Juan funcionaba la Escuela Técnica de Artes y Oficios, que actualmente se llama Escuela Boero, y había un anexo de la Escuela de Minas", agregó Zappala.

Según algunas investigaciones que realizaron en el Instituto de Historia Regional de la UNSJ, los aspirantes a esta escuela debían cumplir una serie de requisitos. Debían tener cuarto grado aprobado, una certificación de buena conducta expendida por la Policía y un certificado médico de buena salud. "Los menores además debían presentar permiso para trabajar, de la delegación de la Secretaría de Trabajo y Previsión", dice una de las investigaciones escritas sobre esta escuela. Los estudiantes de la Escuela de Albañilería trabajaron en el replanteo de los servicios sanitarios de la Escuela de Minas, en el levantamiento de la mampostería de esa institución, en la construcción de algunos barrios, de escuelas de emergencia y en la refacción de locales de Casa de Gobierno. Según una investigación hicieron hasta 11 aulas de la escuela Alberdi. Durante el primer año de funcionamiento, la demanda fue tan grande que a fines de 1947 la institución tenía una matrícula de 220 alumnos (había empezado con menos de 100).

Con el paso de los años el ritmo de la construcción comenzó a mermar y la institución pasó a ser la Escuela de Artesanía. En 1956 cambió de denominación a Escuela Taller Nro. 1 Obrero Argentino y en 1972 obtiene el nombre con el que se la conoce en la actualidad. Actualmente la escuela ETOA funciona en calle Paula Albarracín de Sarmiento, entre Libertador e Ignacio de la Roza, en Capital.