Cuando el gobierno de Ucrania se prepara para admitir la caída definitiva de la estratégica ciudad portuaria de Mariupol, en el sudeste, a orillas del mar de Azov, a manos de las fuerzas militares rusas, el comando invasor sorprendió ayer lunes temprano con una serie de potentes ataques en Lviv, en el oeste. El bombardeo a Lviv, inesperado y gravoso en términos de daños y víctimas, golpeó la moral del presidente Volodimir Zelenski y del canciller Dmytro Kuleba, quienes tenían puesta su atención y sus declaraciones públicas hacia la situación de Mariupol, sitiada y asediada desde hace seis semanas por las fuerzas rusas, que se aprestan al asalto final para doblegar a unos 2.500 combatientes ucranianos y 400 "mercenarios" extranjeros, la mayoría de países europeos, atrincherados en una enorme planta de producción de acero bajo la cual corre una vasta red de túneles. Kuleba dijo en las últimas horas que Mariupol "ya no existe" tras los enormes daños materiales causados por los ataques rusos y resaltó que la situación en la ciudad es "dura a nivel militar" y "descorazonadora". Lo que queda del Ejército ucraniano y un gran grupo de civiles están básicamente rodeados por las fuerzas rusas. Continúan su lucha, pero parece, por la forma en la que se comporta el Ejército ruso en Mariupol, que han decidido arrasar la ciudad hasta los cimientos a cualquier precio", manifestó el canciller en una entrevista a la cadena de televisión estadounidense CBS.

 

  • Quiere reemplazar a los viejos MIG 29

Pilotos de combate ucranianos han dicho que las armas que los países han discutido transferir a Ucrania -en particular los cazas MIG-29 de fabricación rusa y los misiles antiaéreos Stinger de fabricación estadounidense- no ayudarán a la Fuerza Aérea de Kiev a inclinar la balanza a su favor. La diferencia entre el armamento que quiere Ucrania y el que están dispuestos a suministrar los países occidentales se ha convertido en una tensión clave en casi dos meses de lucha.

En ningún lugar es más evidente esa división que en las transferencias de material aéreo propuestas. El piloto llamado "Juice" vuela con MIG-29, que son un elemento básico de la era soviética en la Fuerza Aérea de Ucrania. Pero dijo que los pilotos ucranianos son "simples objetivos" para los adversarios rusos, que vuelan aviones mucho más avanzados. Obtener más MiGs anticuados no mejoraría la posición de Ucrania en los cielos, dijo.

Pero para los pilotos ucranianos, más MIG-29 no son la respuesta. Los aviones que Polonia ofreció transferirles son incluso más antiguos -algunos datan de finales de los años 80- que su stock actual. Si recibieran F-16, dijo Carlisle, no sólo los pilotos tendrían que aprender un sistema de vuelo que describió como "significativamente diferente" de los jets de estilo soviético; el personal en tierra tendría que entrenar sobre cómo mantener los aviones y cargarlos con municiones compatibles.

 

Por agencias Reuters y The Washington Post