A pleno. La primera jornada mostró varios duelos apretados. Para pasar el tiempo entre un partido y otro, había desde charlas de reencuentro hasta partidas de naipe en la carpa denominada de descanso activo.

 

Reina la buena onda. Una animadora “motiva” a los participantes del sapo con reemplazar los botellones con agua de los dispenser por otros con vino sanjuanino y la ocurrencia es festejada con una ovación por todos los competidores. Eso sí, cada vez que una ficha ingresa por el sapo o, principalmente, por la bruja, el grito del participante y sus compañeros de delegación es todavía más fuerte y con puños bien apretados.

Termina un partido de tejo y es usual que al dejar la cancha, algún participante se tome la presión, para corroborar que la tensión del duelo no se traslade al cuerpo. “Esto recién empieza. Cuando se acercan las finales, crecen las hinchadas y las cargadas”, aclara el sanjuanino Juan Córdoba, quien en pareja con Raúl Ochi debutaron con un triunfo 15-12 ante la dupla de Buenos Aires, en uno de los tantos partidos de la primera jornada de competencia de los Juegos Nacionales Evita para adulto mayor que se desarrollan en la ciudad hasta mañana.

 

 

El tejo y el sapo comparten sede con el tenis de mesa en el predio de Yrigoyen y Circunvalación, donde también almuerzan los 1.300 participantes de todas las disciplinas. Así, pasado el mediodía comienzan a desfilar los colectivos que trasladan a las delegaciones de newcom (voley adaptado), que participan en el Cantoni, a las de ajedrez -en Renatto-, y a las de Cultura -en el Museo Franklin Rawson-. Y si bien ninguno tiene menos de 60 años, hay principiantes que reconocen que todavía no terminan de creer lo que están viviendo. Como Mirta Pereyra, de la localidad cordobesa de Mina Clavero, quien se presentó en la instancia provincial del sapo porque no pudo hacerlo la titular, clasificó al nacional y picó en punta en la primera ronda. “Todo empezó porque me acerqué a un centro de jubilados y estoy disfrutando esto principalmente por toda la gente que estoy conociendo”, redondea.

Es lo que también rescata la fueguina Magui. “Es la octava vez que participo y por ejemplo pude ver a mi amiga Beatriz, que es de acá, en el Cantoni”.

 

Todos coinciden que hasta ahora la organización marcha sobre rieles. Delegado por Mendoza, José Muñoz afirma: “Estos Juegos han puesto la vara más alta, por la forma en que todos los lugares están acondicionados. Ojalá siga todo así”.

 

Unidas por el tejo

 

 

Irene Miletti vive en Colón, Entre Ríos, y está en pareja con Juan Antonio Montenegro, hermano de Benjamina, quien reside en Río Grande, Tierra del Fuego. Luego de más de dos años sin verse, las cuñadas se encontraron en San Juan.

“Podés poner que lloramos de la emoción cuando nos vimos”, afirmó “Benja”. Irene, luego de 15 años de viudez, conoció a Juan Antonio precisamente en un torneo de tejo y reconoce que “hoy soy feliz, feliz”. Entonces, como buena hermana celosa, la correntina que se fue a vivir a la Patagonia chicanea con una apuesta en caso que enfrenten en estos Evita: la que gana se queda con Juan Antonio. “¿Para qué lo vas a querer vos?”, contragolpea Irene.