“Bajo la dirección del presidente (Joe) Biden, las fuerzas militares estadounidenses realizaron a principios de esta noche ataques aéreos contra la infraestructura utilizada por grupos de milicianos respaldados por Irán en el este de Siria”, afirmó el vocero del Departamento de Defensa, John Kirby, en un comunicado.
“Esta ofensiva fue autorizada en respuesta a los recientes ataques contra el personal estadounidense y de la coalición en Irak, y a las continuas amenazas a ese personal”, agregó el funcionario, según la agencia de noticias AFP.
El lunes, tres cohetes fueron disparados contra la embajada de Estados Unidos en Bagdad, la capital de Irak, pero sólo uno logró penetrar la fortificada Zona Verde, aunque sin golpear a la sede diplomática, informaron entonces fuentes de seguridad locales.
El Gobierno de Estados Unidos se declaró “indignado” por el nuevo ataque y prometió que responsabilizará a Irán, aunque aclaró que responderá con moderación, en una clara diferenciación con la gestión anterior de Donald Trump, que alimentó la violencia en ese país con el asesinato de uno de los generales iraníes más populares, Qasem Soleimani.
“Lo que no haremos será arremeter y arriesgar una escalada que juegue a las manos de Irán y contribuya a renovados intentos para desestabilizar Irak”, aseguró ese día el vocero del Departamento de Estado, Ned Price.
A dos semanas de la llegada del papa Francisco a Irak, la tensión sigue siendo alta en ese país, donde sólo en la última semana se vivieron tres ataques similares contra la presencia militar y política de Estados Unidos y sus aliados occidentales.