Consagrada como una de las apuestas más importantes del género, Drácula recobró vida en abril pasado para celebrar sus 30 años en el porteño Luna Park, la sala en la que se convirtió en un suceso histórico. Ahora, en su gira de despedida, arribará a la provincia para subir al escenario del Teatro del Bicentenario en 4 funciones: mañana a las 21 hs, el domingo a las 17 hs y a las 21 hs, y el lunes a las 21 hs.
Escrita y dirigida por Pepe Cibrián Campoy con musicalización de Ángel Mahler, Drácula se estrenó en 1991 en el Luna Park con un joven Juan Rodó en el icónico rol. Tres décadas después, con una carrera consolidada, el barítono y actor nacido en Buenos Aires en noviembre de 1966, regresó a ponerse en la piel del fascinante protagonista de la novela de Bram Stoker (1897).
"Estamos entusiasmados, con grandes expectativas respecto a San Juan. Estaremos por primera vez en el Teatro del Bicentenario y con orquesta, será en el único lugar en el que actuaremos con músicos en vivo, al igual que en el Luna Park. Esto suma porque uno construye con lo que sucede con la orquesta, eso le da mucha más vida", expresó el protagonista que previo a su llegada a San Juan, dialogó con DIARIO DE CUYO sobre el fenómeno, sus sensaciones, las herramientas que empleó para la reconstrucción del legendario conde y qué significa para él esta versión que interpreta junto a su esposa y, por primera vez, junto a su hija Chiara.
– ¿Cuál es el secreto del éxito de esta obra, que ha quedado latiendo tantos años?
– ¡Es inexplicable! No lo saben ni Pepe, ni Ángel ni yo. Puedo decir que es un personaje universal que siempre genera atracción así como el tema del vampirismo, la partitura que es bellísima, el despliegue escénico, el actor protagónico (risas). El libro que hizo Pepe que lo transforma en un Drácula romántico que se enamora y humaniza, termina de conquistar. Pero si uno quisiera replicar algo de eso, quizás no lo conseguiría. Pepe y Ángel hicieron muchas otras obras posteriores con músicas hermosas e historias inteligentes y conmovedoras, pero aún así ninguna consiguió lo de Drácula, con actores con experiencia y conmigo a la cabeza.
– ¿Cómo fue el reencuentro de los artistas originales?
– Muy feliz. A todos nos emocionó volver. Con Cecilia Milone somos como hermanos, nos divertimos mucho arriba con ella como Mina y abajo del escenario también, es un placer trabajar juntos.
– ¿Por qué no está Paola Krum interpretando a Lucy, como en su debut?
– Podría haber estado, pero estaba comprometida para una obra de teatro y realmente no podía.
– ¿Qué representa volver a ponerte en la piel de Drácula?
– Es muy importante llegar a los 30 años con el mismo personaje, tener el reconocimiento del público a través de todas las épocas y poder ser parte de la historia del teatro musical. No conozco un actor que haya trascendido tantos años en un mismo papel. Me enorgullece seguir estando, poder mantenerme firme y fiel al personaje.
– ¿Por qué volvió?
– Es el público el que motiva el regreso. Es más, cuando Pepe Cibrián y Ángel Mahler estaban distanciados y no se podía hacer la obra, el público reclamaba que acordaran para que la obra volviera, lo hacían a través de las redes sociales y personalmente cuando nos veía. Es eso lo que empuja a Drácula, no sólo fueron nuestras ganas.
– ¿De qué manera lo rearmaste, 30 años después?
– En realidad, creo que está construido internamente. Por más que pasen los años, mi Drácula permanece presente.
– ¿Cuáles son los atributos que sumó?
– Le atribuyo mayor intensidad a los momentos que vivencio, tanto a las partes más sensibles como al humor que tiene. Me atrevo a ir un poco más allá. A buscar más…
– ¿Qué aspectos de Rodó ves en Drácula cuando te mirás al espejo?
– Tiene la impetuosidad y la fuerza de mi personalidad, consolida los mejores aspectos míos como la voz que corporiza al personaje y la impronta apasionada. Cuando cae en la fragilidad de un niño perplejo frente al amor, de eso también me siento parte. Por eso quizás lo percibo tan mío.
– ¿Cómo te moviliza hoy?
– Ahora me pongo más ansioso que antes, lejos de estar más relajado. Este Drácula me genera mucha responsabilidad, estoy más preocupado por mi rendimiento. Cuando estrené en el "91 era inconsciente, iba confiado. Hoy, hay mucho que perder, uno no puede fallar, tiene que estar perfecto y no siempre se puede estarlo, más cuando depende de un instrumento como la voz. Así es que me preparo diariamente vocalizando con un repertorio operístico para hacer frente a las dificultades de la obra, cuidándome de los virus y los cambios climáticos.
– ¿Qué sensaciones te atraviesan cerca del final de la gira?
– Falta menos de un año. Es tan intenso que hay que resistirlo, es un gran desafío viajar de ciudad en ciudad. Disfruto de seguir pudiendo hacer Drácula.
– ¿Después de Drácula que vendrá?
– Es el más icónico de los 16 personajes que hice en los 32 años de trayectoria que inicié con Rigoletto, es un número gigante para un actor en Argentina. Voy a extrañar a Drácula. Por eso, ahora disfruto más del momento que lo tengo. Lo hago junto a mi esposa con quien trabajo desde que nos conocimos en 2010 en Las Mil y una Noches, y aquí es Minet y la posadera; y por primera vez con mi hija Chiara que debutó en el Luna Park y está en la gira como la Pitonisa. Tiene 25 años, me emocionó que siguiera mis pasos, soy su maestro de canto, además es bailarina, se dedicó de lleno a esto, es un sueño trabajar con ella.
– ¿Qué es Drácula?
– Es el personaje con el cual crecí, me desarrollé y coseché el mayor cariño del público. Drácula me abrió las puertas.
Para las funciones en San Juan, quedan entradas disponibles para domingo y lunes a $2.500, $3.000, $4.000, $5.000 y $5.500 en boletería y tuentrada.com.